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PRIMERA PARTE
PREDICACIÓN DE JESUCRISTO EN GALILEA Y EN JUDEA
Capítulo
1 |
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Primer
testimonio de Juan |
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19
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Este
es el testimonio de Juan cuando los judíos, desde Jerusalén,
le enviaron sacerdotes y levitas para preguntarle: Tú ¿quién
eres? |
20 |
El confesó y no negó; confesó: No soy yo yo el Mesías. |
21 |
Le preguntaron: Entonces, ¿qué? ¿Eres Elías? El dijo: No soy.
¿Eres tú el profeta? Y contestó: No. |
22 |
Dijéronle pues: ¿Quién eres?, para que podamos dar respuesta
a los que nos han enviado.¿Qué dices de tí mismo? |
23 |
Dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: "Enderezad
el camino del Señor", según dijo el profeta Isaías. |
24 |
Los enviados eran fariseos, |
25
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y
le preguntaron, diciendo: Pues ¿por qué bautizas, si no eres
el Mesías, ni Elías, ni el profeta? |
26 |
Juan les conteso, diciendo: Yo bautizo con agua, pero en medio
de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis, |
27 |
que viene en pos de mí, a quien no soy digno de desatarle
la correa de la sandalia. |
28 |
Esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan
bautizaba. |
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Segundo
testimonio de Juan |
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29 |
Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él
y dice: He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo. |
30
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Este
es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se
ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. |
31 |
Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para
que él sea manifestado a Israel. |
32 |
Y Juan dio testimonio diciendo: He visto al Espíritu que bajaba
como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. |
33 |
Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua,
me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se
queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo." |
34 |
Y
yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido
de Dios. |
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Primeros
discípulos de Jesús |
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35
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Al
día siguiente, otra vez hallándose Juan con dos de sus discípulos, |
36 |
fijó
la vista en Jesús, que pasaba, y dijo: He aquí el Cordero
de Dios. |
37
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Los
dos discípulos, que le oyeron, siguieron a Jesús. |
38 |
Volvióse Jesús a ellos, viendo que le seguían, y les dijo:
¿Qué buscáis? Dijéronle ellos: Rabí, que quiere decir Maestro,
¿dónde moras? |
39 |
Les dijo: Venid y ved. Fueron, pues, y vieron dónde moraba,
y permanecieron con El aquel día . Era como la hora décima. |
40 |
Era Andrés, el hermano de Simón Pedro, uno de los dos que
oyeron a Juan y le siguieron. |
41 |
Encontró él luego a su hermano Simón y le dijo: Hemos hallado
al Mesías, que quiere decir el Cristo. |
42 |
Le
condujo a Jesús, que, fijando en él la vista, dijo: Tú eres
Simón, el hijo de Juan; tú serás llamado Cefas, que quiere
decir Pedro. |
43 |
Al otro día, queriendo salir El hacia Galilea, encontró a
Felipe, y le dijo Jesús: Sígueme. |
44 |
Era
Felipe de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. |
45 |
Encontró Felipe a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel
de quien escribió Moisés en la Ley y los Profetas, a Jesús,
hijo de José de Nazaret. |
46
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Díjole
Natanael: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Díjole Felipe:
Ven y verás. |
47 |
Vio Jesús a Natanael, que venía hacia El, y dijo de él: He
aquí un verdadero israelita, en quien no hay doloo. |
48 |
Díjole Natanael: ¿de dónde me conoces? Contestó Jesús y le
dijo: Antes que Felipe te llamase, cuando estabas debajo de
la higuera, te vi. |
49 |
Natanael le contestó: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres
el Rey de Israel. |
50 |
Contestó Jesús y le dijo: ¿Porque te he dicho que te vi debajo
de la higuera crees? Cosas mayores has de ver. |
51
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Y
le añadió: En verdad, en verdad os digo que veréis abrirse
el cielo y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre
el Hijo del hombre. |
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Capítulo
2 |
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Primer
milagro de Jesús |
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1 |
Al
tercer día hubo una boda en caná de Galilea, y estaba allí
la madre de Jesús. |
2 |
Fue
invitado también Jesús con sus discípulos a la boda. |
3 |
No
tenían vino, porque el vino de la boda se había acabado. En
esto dijo la madre de Jesús, a éste: No tienen vino. |
4 |
Díjole
Jesús: Mujer, ¿qué nos va a tí y a mí? No es aún llegada mi
hora. |
5 |
Dijo la madre a los servidores: Haced lo que El os diga. |
6 |
Había allí seis tinajas de piedra para las purificaciones,
en cada una de las cuales cabían dos o tres metretas. |
7 |
Díjoles
Jesús: Llenad las tinajas de agua. Las llenaron hasta el borde, |
8 |
y
El les dijo: Sacad ahora y llevadlo al maestresala. Se lo llevaron, |
9 |
y luego que el maestresala probó el agua convertida en vino
-él no sabía de dónde venía, pero lo sabían los servidores,
que habían sacado el agua-, llamó al novio |
10 |
y
le dijo: Todos sirven primero el vino bueno, y cuando están
ya bebidos, el peor; pero tú has guardado hasta ahora el vino
mejor. |
11 |
Este fue el primer milagro que hizo Jesús, en Caná de Galilea,
y manifestó su gloria y creyeron en El sus discípulos. |
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Residencia
en Cafarnaúm |
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12 |
Después
de esto bajó a Cafarnaúm El con su madre, sus hermanos y sus
discípulos, y permanecieron allí algunos días. |
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Expulsión
de los vendedores del templo |
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13 |
Estaba
próxima la Pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. |
14 |
Encontró
en el Templo a los vendedores de bueyes, de ovejas y de palomas,
y a los cambistas sentados; |
15 |
y
haciendo de cuerdas un azote, los arrojó a todos del templo,
con las ovejas y los bueyes; derramó el dinero de los cambistas
y derribó las mesas; |
16 |
y
a los que vendían palomas les dijo: Quitad de aquí todo eso
y no hagáis de la casa de mi Padre casa de contratación. |
17 |
Se
acordaron sus discípulos que está escrito: "El celo de tu
casa me consume". |
18 |
Los
judíos tomaron la palabra y le dijeron: ¿Qué señal das para
obrar así? |
19 |
Respondió
Jesús y dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. |
20 |
Replicaron
los judíos: Cuarenta y seis años se han empleado en edificar
este templo, ¿y tú vas a levantarlo en tres días? |
21 |
Pero
El hablaba del templo de su cuerpo. |
22 |
Cuando
resucitó de entre los muertos, se acordaron sus discípulos
de que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la
palabra que Jesús había dicho. |
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Primeros
frutos del ministerio de Jesús |
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23 |
Al
tiempo en que estuvo en Jerusalén por la fiesta de la Pascua
creyeron en su nombre viendo los milagros que hacía, |
24 |
pero
Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos, |
25 |
y
no tenía necesidad de que nadie diese testimonio del hombre,
pues El conocía lo que en el hombre había. |
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Capítulo
3 |
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Visita
de Nicodemo |
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1 |
Había
un fariseo de nombre Nicodemo, principal entre los judíos, |
2 |
que
vino de noche a Jesús y le dijo: Rabí, sabemos que has venido
como maestro de parte de Dios, pues nadie puede hacer esos
milagros que tú haces si Dios no está con él. |
3 |
Respondió
Jesús y le dijo: En verdad te digo que quien no naciere de
Arriba no podrá entrar en el reino de Dios. |
4 |
Díjole
Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso
puede volver a entrar en el seno de su madre y volver a nacer?
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5 |
Respondió
Jesús: En verdad, en verdad te digo que quien no naciere del
agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de los cielos. |
6 |
Lo
que nace de la carne, carne es; pero lo que nace del Espíritu,
es espíritu. |
7 |
No
te maravilles de que te he dicho: Es preciso nacer de Arriba.
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8 |
El
viento sopla donde quieres y oyes su voz, pero no sabes de
donde viene ni adónde va; así es todo nacido del espíritu. |
9 |
Respondió
Nicodemo y dijo: ¿Cómo puede ser eso? |
10 |
Jesús
respondió y dijo: ¿Eres maestro en Israel y no sabes esto? |
11 |
En
verdad, en verdad te digo que nosotros hablamos de lo que
sabemos y de lo que hemos visto damos testimonio; pero vosotros
no recibís nuestro testimonio. |
12 |
Si
hablándoos de cosas terrenas no creéis, ¿cómo creeréis si
os hablase de cosas celestiales? |
13 |
Nadie
sube al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre
que está en el cielo. |
14 |
A
la manera que Moisés levantó la serpiente en el desierto,
así es preciso que sea levantado el Hijo del hombre; |
15 |
para
que todo el que creyere en El tenga la vida eterna. |
16 |
Porque
tanto amó Dios al mundo, que le dió su unigénito Hijo, para
que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida
eterna; |
17 |
pues
Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para que juzgue al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por El. |
18 |
El
que cree en El no es juzgado: el que no cree en El ya está
juzgado, porque no creyó en el nombre del unigénito hijo de
Dios. |
19 |
Y
el juicio consiste en que vino la luz al mundo, y los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran
malas. |
20 |
Porque
todo el que obra el mal, aborrece la luz, y no viene a la
luz, por que sus obras no sean reprendidas. |
21 |
Pero
el que obra la verdad viene a la luz, para que sus obras sean
manifestadas, pues están hechas en Dios. |
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Tercer
testimonio de Juan |
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22 |
Después
de esto vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea,
y permaneció allí con ellos y bautizaba. |
23 |
Juan
bautizaba también en Ainón, cerca de Salim, donde habia mucha
agua, y venían a bautizarse, |
24 |
pues
Juan aún no había sido metido en la cárcel. |
25 |
Se
suscitó una discusión entre los discípulos de Juan y cierto
judío acerca de la purificación, |
26 |
y
vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, aquel que estaba contigo
al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, está
ahora bautizando, y todos se van a El. |
27 |
Juan
les respondió, diciendo: No debe el hombre tomarse nada si
no le fuere dado del cielo. |
28 |
Vosotros
mismos sois testigos de que dije: Yo no soy el Mesías, sino
que he sido enviado ante El. |
29 |
El
que tiene esposa es el esposo; el amigo del esposo, que le
acompaña y le oye, se alegra grandemente de oir la voz del
esposo. Pues así este mi gozo es cumplido. |
30 |
Preciso
es que El crezca y yo mengue. |
31 |
El
que viene de Arriba está sobre todos. El que procede de la
tierra es terreno y habla de la tierra; el que viene del cielo, |
32 |
da
testimonio de lo que ha visto y oído, pero su testimonio nadie
lo recibe. |
33 |
Quien
recibe su testimonio pone su sello atestiguando que es veraz. |
34 |
Porque
aquel a quien Dios ha enviado habla palabras de Dios, pues
Dios no le dio el espíritu con medida. |
35 |
El
Padre ama al Hijo y ha puesto en sus manos todas las cosas. |
36 |
El
que cree en el Hijo tiene la vida eterna; el que rehúsa creer
en el Hijo no verá la vida, sino que está sobre él la cólera
de Dios. |
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Capítulo
4 |
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Partida
de Jesús para Galilea |
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1 |
Así,
pues, que supo el Señor que habían oído los fariseos cómo
Jesús hacía más dicípulos y bautizaba más que Juan, |
2 |
aunque
Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos, |
3 |
abandonó
Judea y partió de nuevo para Galilea. |
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|
Encuentro
con la samaritana |
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4 |
Tenía
que pasar por Samaria. |
5 |
Llega,
pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, próxima a la
heredad que dio Jacob a José, su hijo, |
6 |
donde estaba la fuente de Jacob. Jesús, fatigado del camino,
se sentó sin más junto a la fuente; era como la hora de sexta. |
7 |
Llega
una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: Dame de
beber, |
8 |
pues
los discípulos habían ido a la ciudad a comprar provisiones.
|
9 |
Dícele la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides
de beber a mí, mujer samaritana? Porque no se tratan judíos
y samaritanos. |
10 |
Respondió
Jesús y dijo: Si conocieras el don de Dios y quién es el que
te dice: Dame de beber, tú le pedirías a El, y El te daría
a tí agua viva. |
11 |
Ella
le dijo: Señor, no tienes con qué sacar el agua, y el pozo
es hondo; ¿de dónde, pues, te viene esa agua viva? |
12 |
¿Acaso
eres tú más grande que nuestro padre Jacob, que nos dio este
pozo y de él bebió él mismo, sus hijos y sus rebaños? |
13 |
Respondió
Jesús y le dijo: Quien beba de este
agua volverá a tener sed; |
14 |
pero
el que beba del agua que yo le diere no tendrá sed jamás,
que el agua que yo le dé se hará en él una fuente que salte
hasta la vida eterna. |
15 |
Díjole
la mujer: Señor, dame de esa agua para que no sienta más sed
ni tenga que venir aquí a sacarla. |
16 |
El
le dijo: Vete, llama a tu marido y ven acá. |
17 |
Respondió
la mujer y dijo: No tengo marido. Díjole Jesús: Bien dices:
No tengo marido; |
18 |
porque
cinco tuviste, y el que ahora tienes no es tu marido; en esto
has dicho verdad. |
19 |
Díjole la mujer: Señor, veo que eres un profeta. |
20 |
Nuestros
padres adoraron en este monte, y vosotros decís que es Jerusalén
el sitio donde hay que adorar. |
21 |
Jesús
le dijo: Créeme, mujer, que es llegada la hora en que ni en
este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. |
22
|
Vosotros
adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos,
porque la salvación viene de los judíos; |
23
|
pero
ya llega la hora, y es ésta, cuando los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad, pues tales son
los adoradores que el Padre busca. |
24 |
Dios
es espíritu, y los que adoran deben adorarle en espíritu y
verdad. |
25 |
Díjole
la mujer: Yo sé que el Mesías, el que se llama Cristo, está
para venir, y que cuando venganos hará saber todas las cosas.
|
26 |
Díjole
Jesús: Soy yo, el que contigo habla. |
27 |
En
esto llegaron los discípulos y se maravillaban de que hablase
con una mujer; nadie, sin embargo, le dijo: ¿Qué deseas? o
¿Qué hablas con ella? |
28 |
Dejó,
pues, su cántaro la mujer, se fue a la ciudad y dijo a los
hombres: |
29 |
Venid
a ver a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No
será el Mesías? |
30 |
Salieron
los de la ciudad y vinieron a El. |
31 |
Entre
tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. |
32
|
Díjoles
El: Yo tengo una comida que vosotros no sabéis. |
33 |
Los
discípulos se decían unos a otros: ¿Acaso alguien le ha traído
de comer? |
34 |
Jesús
les dijo: Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha envió
y acabar su obra. |
35 |
¿No
decís vosotros: Aún cuatro meses más y llegará la mies? Pues
bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y contemplad los campos,
que ya están blanquecinos para la siega. |
36 |
El
que siega recibe su salario y recoge el fruto para la vida
eterna, para que se alegren juntamente el sembrador y el segador. |
37 |
Porque
en esto es verdadero el proverbio, que uno es el que siembra
y otro el que siega. |
38 |
Yo
os envío a segar lo que no trabajasteis: otros lo trabajaron
y vosotros os aprovecháis de su trabajo. |
39 |
Muchos
samaritanos de aquella ciudad creyeron en El por la palabra
de la mujer, que atestiguaba: Me ha dicho todo cuanto he hecho. |
40 |
Pero
así que vinieron a El, le rogaron que se quedase con ellos;
y permaneció allí dos días |
41 |
y
muchos más creyeron al oírle. |
42 |
Decían
a la mujer: Ya no creemos por tu palabra, pues nosotros mismos
hemos oído y conocido que éste es verdaderamente el Salvador
del mundo. |
43 |
Pasados
dos días, se partió de allí para Galilea. |
44 |
El
mismo Jesús declaró que ningún profeta es honrado en su propia
patria. |
45 |
Cuando
llegó a Galilea, le acogieron los galileos, que había visto
cuántas maravillas había hecho en Jerusalén durante la fiesta,
pues también ellos habían ido a la fiesta. |
|
|
|
Regreso
a Galilea y curación del hijo del cortesano |
|
|
46 |
Llegó,
pues, otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el
agua en vino. Había allí un cortesano, cuyo hijo estaba enfermo
en Cafarnaúm. |
47 |
Oyendo
que llegaba Jesús de Judea a Galilea, salió a su encuentro
y le rogó que bajase y curase a su hijo, que estaba para morir. |
48 |
Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creéis. |
49 |
Díjole
el cortesano: Señor, baja antes que mi hijo muera. |
50 |
Jesús
le dijo: Vete, tu hijo vive. Creyó el hombre en la palabra
que Jesús le dijo y se fue. |
51
|
Ya
bajaba él, cuando le salieron al encuentro sus siervos, diciéndole:
Tu hijo vive. |
52 |
Preguntóles
entonces la hora en que se había puesto mejor, y le dijeron:
Ayer, a la hora séptima, le dejó la fiebre. |
53 |
Conoció,
pues, el padre que aquella misma era la hora en que Jesús
le dijo: Tu hijo vive, y creyó él y toda su casa. |
54 |
Este
fue el segundo milagro que hizo Jesús viniendo de Judea a
Galilea. |
|
Capítulo
5 |
|
Curación
del enfermo de la piscina |
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|
1 |
Después
de esto se celebraba una fiesta de los judíos y subió Jesús
a Jerusalén. |
2 |
Hay
en Jerusalén, junto a la puerta Probática, una piscina, llamada
en hebreo Bertzata, que tiene cinco pórticos. |
3 |
En
éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, mancos,
que esperaban el movimierno del agua, |
4
|
porque
el ángel del Señor descendía de tiempo en tiempo a la piscina
y agitaba el agua, y el primero que bajaba después de la agitación
del agua quedaba sano de cualquier enfermedad que padeciese. |
5 |
Había
allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo; |
6
|
Jesús
le vio acostado, y conociendo que llevaba ya mucho tiempo,
le dijo: ¿Quieres ser curado? |
7
|
Respondió
el enfermo: Señor, no tengo a nadie que al moverse el agua
me meta en la piscina, y mientras yo voy, baja otro antes
de mí. |
8 |
Díjole
Jesús: Levántate, toma la camilla y anda. |
9
|
Al
instante quedó el hombre sano, y tomó su camilla y se fue.
|
|
|
|
Discusión
sobre el sábado |
|
|
10 |
Era
el día de sábado, y los judíos decían al curado: Es sábado.
No te es lícito llevar la camilla. |
11
|
Respondióles:
El que me ha curado me ha dicho: Toma tu camilla y vete. |
12
|
Le
preguntaron: ¿Y quién es ese hombre que te ha dicho: Toma
y vete? |
13 |
El
curado no sabía quién era, porque Jesús se había retirado
de la muchedumbre que había allí. |
14
|
Después
de esto le encontró Jesús en el templo, y le dijo: Mira que
has sido curado; no vuelvas a pecar, no te suceda algo peor. |
15 |
Se
fue el hombre y dijo a los judíos que era Jesús el que le
había curado. |
16 |
Los
judíos perseguían a Jesús por haber hecho esto en sábado; |
17
|
pero
El les respondió: Mi Padre sigue obrando todavía, y por eso
obro yo también. |
18
|
Por
eso los judíos buscaban con más ahinco matarle, pues no sólo
quebrantaba el sábado, sino que decía que Dios era su Padre,
haciéndose igual a Dios. |
|
|
|
El
Hijo obra en unión con el Padre |
|
|
19 |
Respondió,
pues, Jesús, diciéndoles: En verdad, en verdad os digo que
no puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer
al Padre; porque lo que éste hace, lo hace igualmente el Hijo. |
20 |
Porque
el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que El hace, y
le mostrará aún mayores obras que éstas, de suerte que vosotros
quedéis maravillados. |
21 |
Como
el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también
el Hijo a los que quiere les da la vida. |
22
|
Aunque
el Padre no juzga a nadie, sino que ha entregado al Hijo todo
el poder de juzgar. |
23 |
Para
que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra
al Hijo no honra al Padre, que le envió. |
24 |
En
verdad, en verdad os digo que el que escucha mi palabra y
cree en el que me envió, tiene la vida eterna y no es juzgado,
porque pasó de la muerte a la vida. |
25 |
En
verdad, en verdad os digo que llega la hora, y es ésta, en
que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la
escucharen vivirán. |
26 |
Pues
así como el Padre tiene la vida en sí mismo, así dio también
al Hijo tener vida en sí mismo, |
27
|
y
le dio poder de juzgar, por cuanto El es el Hijo del hombre. |
28 |
No
os maravilléis de esto, porque llega la hora en que cuantos
están en los sepulcros oirán su voz |
29 |
y
saldrán: los que han obrado el bien, para la resurrección
de la vida, y los que han obrado el mal, para la resurrección
del juicio. |
30 |
Yo
no puedo hacer por mí mismo nada; según lo oigo, juzgo, y
mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad
del que me envió. |
|
|
|
El
testimonio del Padre a favor del Hijo |
|
|
31
|
Si
yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería verídico: |
32
|
es
otro el que da de mí testimonio, y yo sé que es verídico el
testimonio que de mí da. |
33 |
Vosotros
habéis mandado a preguntar a Juan, y él dio testimonio de
la verdad, |
34
|
pero
yo no recibo testimonio de hombre; mas os digo esto para que
seáis salvos. |
35 |
Aquél
era la lámpara que arde y alumbra, y vosotros habéis querido
gozar un instante de su luz. |
36 |
Pero
yo tengo un testimonio mayor que el de Juan, porque las obras
que mi Padre me dio a hacer, esas obras que yo hago, dan en
favor mío testimonio de que el Padre me ha enviado, |
37
|
y
el Padre, que me ha enviado, ése da testimonio de mí. Vosotros
no habéis oído jamás su voz, ni habéis visto su semblante, |
38
|
ni
tenéis su palabra en vosotros, porque no habéis creido en
aquel que El ha enviado. |
39 |
Escudriñad
las Escrituras, ya que en ellas creeis tener la vida eterna,
pues ellas dan testimonio de mí, |
40 |
y
no queréis venir a mí para tener la vida. |
41 |
Yo
no recibo gloria de los hombres, |
42 |
pero
os conozco y sé que no teneis en vosotros el amor de Dios. |
43 |
Yo
he venido en nombre de mi Padre y vosotros no me recibís;
si otro viniera usurpando mi nombre, le recibiríais. |
44 |
¿Cómo
vais a creer vosotros que recibís la gloria unos de otros
y no buscáis la gloria que procede del único Dios? |
45 |
No
penséis que vaya yo a acusaros ante mi Padre; hay otro que
os acusará, Moisés, en quien vosotros teneis puesta la esperanza; |
46 |
porque
si creyerais en Moisés, creeríais en mí, pues de mí escribió
él; |
47 |
pero
si no creeis en las Escrituras, ¿cómo vais a creer en mis
palabras? |
|
Capítulo
6 |
|
Multiplicación
de los panes y los peces |
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|
1 |
Después de esto, partió Jesús al otro lado del mar de Galilea,
de Tiberíades, |
2 |
y
le seguía una gran muchedumbre, porque veían los milagros
que hacía en los enfermos. |
3 |
Subió
Jesús a un monte y se sentó con sus discípulos. |
4
|
Estaba
cercana la Pascua, la fiesta de los judíos. |
5 |
Levantando, pues, los ojos Jesús y contemplando la gran muchedumbre
que venía hacia él, dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos pan
para dar de comer a éstos?. |
6
|
Esto
lo decía para probarle, porque El bien sabía lo que había
de hacer. |
7
|
Contestó
Felipe: Doscientos denarios de pan no bastan para que cada
uno reciba un pedacito. |
8 |
Díjole uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón
Pedro: |
9
|
Aquí
hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces;
pero esto ¿qué es para tantos? |
10 |
Díjole Jesús: Mandad que se acomoden. Había en aquel sitio
mucha hierba verde. Se acomodaron, pues, los hombres en número
de unos cinco mil. |
11
|
Tomó
entonces Jesús los panes y, dando gracias, dio a los que estaban
recostados, e igualmente de los peces, cuanto quisieron. |
12
|
Así
que se saciaron, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos
que han sobrado para que no se pierdan. |
13 |
Los recogieron, y llenaron doce cestos de fragmentos que de
los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.
|
14
|
Los
hombres, viendo el milagro que había hecho, decían: Verdaderamente
éste es el profeta que ha de venir al mundo. |
15 |
Y Jesús, conociendo que iban a venir para arrebatarle y hacerle
rey, se retiró otra vez al monte solo. |
|
|
|
Vuelta
hacia Cafarnaúm |
|
|
16 |
Llegada la tarde, bajaron sus discípulos al mar, |
17
|
y
subiendo en la barca, se dirigían al otro lado del mar, hacia
Cafarnaúm. Ya había oscurecido y aún no había vuelto a ellos
Jesús; |
18
|
y
el mar se había alborotado por el viento fuerte que soplaba. |
19 |
Habiendo, pues, navegado como unos unos veinticinco o treinta
estadios, vieron a Jesús, que caminaba sobre el mar y se acercaba
ya a la barca, y temieron. |
20 |
Pero El les dijo: Soy yo, no temáis. |
21 |
Querían ellos tomarle en la barca; pero al instante se halló
la barca en la ribera, adonde se dirigían. |
|
|
|
Concurso
de los oyentes en busca de Jesús |
|
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22
|
Al
otro día, la muchedumbre que estaba al otro lado del mar echó
de ver que no había sino una barquilla y que Jesús no había
entrado con sus discípulos en la barca, sino que los discípulos
habían partido solos. |
23
|
Pero
llegaron de Tiberíades barcas cerca del sitio donde habían
comido el pan, después de haber dado gracias al Señor, |
24 |
y cuando la muchedumbre vio que Jesús no estaba allí, ni sus
discípulos tampoco, subieron en las barcas y vinieron a Cafarnaúm
en busca de Jesús. |
|
|
|
Jesús,
pan de vida para los que cree en El |
|
|
25 |
Habiéndole hallado al otro lado del mar, le dijeron: Rabí,
¿cuándo has venido aquí? |
26 |
Les contestó Jesús: En verdad, en verdad os digo: Vosotros
me buscáis no porque habéis visto los milagros, sino porque
habéis comido los panes y os habéis saciado; |
27 |
procurad no el alimento perecedero, sino el alimento que permanece
hasta la vida eterna, el que el Hijo del hombre os da, porque
Dios le acreditó con su sello. |
28
|
Dijéronle,
pues: ¿Qué haremos para hacer obras de Dios? |
29 |
Respondió Jesús y les dijo: La obra
de Dios es que creáis en aquel que El ha enviado. |
30 |
Ellos le dijeron: Pues tú, ¿qué señales haces para que veamos
y creamos? ¿Qué haces? |
31 |
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está
escrito: Les dí a comer pan del cielo. |
32 |
Díjoles,
pues, Jesús: En verdad, en verdad os digo: Moisés no os dio
pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del
cielo; |
33 |
porque
el pan de Dios es el que bajó del cielo y da la vida al mundo. |
34 |
Dijéronle, pues, ellos: Señor, danos siempre ese pan. |
35
|
Les
contestó Jesús: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí,
ya no tendrá más hambre, y el que cree en mí, jamás tendrá
sed. |
36
|
Pero
yo os digo que vosotros me habéis visto y no me creéis; |
37
|
todo
lo que el Padre me da viene a mí, y al que viene a mí yo no
le echaré fuera; |
38 |
porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino
la voluntad del que me envió. |
39 |
Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada
de lo que me ha dado, sino que lo resucite en el último día. |
40 |
Porque ésta es la voluntad de mi Padre, que todo el que ve
al Hijo y cree en El tenga la vida eterna, y yo lo resucitaré
en el último día. |
41 |
Murmuraban de El los judíos, porque había dicho: Yo soy el
pan que bajó del cielo, |
42
|
y
decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre
nosotros conocemos? Pues ¿cómo dice ahora: Yo he bajado del
cielo? |
43
|
Respondió
Jesús y les dijo: No murmuréis entre vosotros. |
44 |
Nadie
puede venir a mí si el Padre, que me ha enviado, no lo trae,
y yo le resucitaré en el último día. |
45 |
En los profetas está escrito: "Y serán todos enseñados de
Dios". Todo el que oye a mi Padre y recibe su enseñanza, viene
a mí; |
46 |
no que alguno haya visto al Padre, sino sólo el que está en
Dios, ése ha visto al Padre. |
47 |
En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene la vida eterna. |
|
|
|
El
pan eucarístico |
|
|
48 |
Yo soy el pan de vida; |
49 |
vuestros
padres comieron el maná en el desierto y murieron. |
50 |
este
es el pan que baja del cielo, para el que lo coma no muera.
|
51 |
Yo soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de este
pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le daré es mi carne,
la vida del mundo. |
52
|
Disputaban
entre sí los judíos, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer
su carne? |
53 |
Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo que si no coméis
la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis
vida en vosotros. |
54 |
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna
y yo le resucitaré el último día. |
55 |
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera
bebida. |
56
|
El
que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él.
|
57
|
Así
como me envió mi Padre vivo, y vivo yo por mi Padre, así también
el que me come vivirá por mí. |
58 |
Este es el pan bajado del cielo; no como el pan que comieron
los padres y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.
|
59
|
Esto
lo dijo enseñando en una sinagoga de Cafarnaúm. |
|
|
|
Efecto
del sermón en los discípulos |
|
|
60
|
Luego
de haberlo oído, muchos de sus discípulos dijeron: Duras son
estas palabras! ¿Quién puede oírlas? |
61
|
Conociendo
Jesús que murmuraban de esto sus discípulos, les dijo: ¿Esto
os escandaliza? |
62 |
Pues ¿qué sería si viérais al Hijo del hombre subir allí adonde
estaba antes? |
63
|
El
espíritu es el que da vida, la carne no aprovecha para nada.
Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida;
|
64 |
pero
hay algunos de vosotros que no creen. Porque sabía Jesús desde
el principio quiénes eran los que no creían y quién era el
que había de entregarle. |
65 |
Y decía: Por esto os dije que nadie puede venir a mí si no
le es dado de mi Padre. |
66
|
Desde
entonces muchos de sus discípulos se retiraron y ya no le
seguían, |
67 |
y dijo Jesús a los Doce: ¿Queréis iros vosotros también? |
68 |
Respondióle Simón Pedro: Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes
palabras de vida eterna, |
69 |
y nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de
Dios. |
70 |
Respondióle Jesús: ¿No he elegido yo a los Doce? Y uno de
vosotros es un diablo. |
71 |
Hablaba
de Judas Iscariote, Iscariote, porque éste, uno de los Doce,
había de entregarle. |
Capítulo
7 |
|
Estado
de los ánimos en Galilea y en Jerusalén |
|
|
1 |
Despúes
de esto andaba Jesús por Galilea, pues no quería ir a Judea,
porque los judíos le buscaban para darle muerte. |
2 |
Estaba
cerca la fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos. |
3 |
Dijéronle
sus hermanos: Sal de aquí y vete a Judea para que tus discípulos
vean las obras que haces; |
4 |
nadie
hace cosas en secreto si pretende manifestarse. Puesto que
eso haces, muéstrate al mundo. |
5 |
Pues
ni sus hermanos creían en El. |
6 |
Jesús
les dijo: Mi tiempo no ha llegado aún, pero vuestro tiempo
siempre está pronto. |
7 |
El
mundo no puede aborreceros a vosotros, pero a mí me aborrece,
porque doy testimonio contra él de que sus obras son malas. |
8 |
Vosotros
subid a la fiesta; yo no subo a esta fiesta, porque aún no
se ha cumplido mi tiempo. |
9 |
Dicho
esto se quedó en Galilea |
10 |
Una
vez que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces subió
El también, no manifiestamente, sino en secreto. |
11 |
Los
judíos le buscaban en la fiesta y decían: ¿Dónde está ése? |
12 |
Y
había entre la muchedumbre gran cuchicheo acerca de El. Los
unos decían: es bueno; pero otros decían: No, seduce a las
turbas. |
13 |
Sin
embargo nadie hablaba libremente de El por temor de los judíos. |
|
|
|
La
defensa de Jesús acerca del quebrantamiento del sábado |
|
|
14 |
Mediada
ya la fiesta, subió Jesús al templo y enseñaba. |
15 |
Admirábanse
los judíos, diciendo: ¿Cómo que éste, no habiendo estudiado,
sabe letras? |
16 |
Jesús
les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino del que
me ha enviado. |
17 |
Quien
quisiere hacer la voluntad de El conocerá si mi doctrina es
de Dios o si es mía. |
18 |
El
que de sí mismo habla, busca su propia gloria; pero el que
busca la gloria del que le ha enviado, ése es veraz y no hay
en él injusticia |
19 |
¿No
os dio Moisés la Ley? Y ninguno de vosotros cumple la Ley.
¿Por qué buscais darme muerte? |
20 |
La
muchedumbre respondió: Tú estás poseído del demonio; ¿quién
busca darte muerte? |
21 |
Respondió
Jesús y les dijo: Una obra he hecho, y todos os maravilláis. |
22 |
Moisés
os dio la circuncisión -no que proceda de Moisés, sino de
los padres-, y vosotros circuncidais a un hombre en sábado. |
23 |
Si
un hombre recibe la circuncisión en sábado para que quede
cumplida la Ley de Moisés, ¿por qué os irritáis contra mí
porque he curado del todo a un hombre en sábado? |
24 |
No
juzguéis según las apariencias; juzgad según justicia. |
|
|
|
Origen
divino del Mesías |
|
|
25 |
Decían,
pues, algunos de los de Jerusalén: ¿No es éste a quien buscan
matar? |
26 |
Y
habla libremente y no le dicen nada. ¿Será que de verdad las
autoridades han reconocido que es el Mesías? |
27 |
Pero
de éste sabemos de dónde viene; mas del Mesías, cuando venga,
nadie sabrá de dónde viene. |
28 |
Jesús,
enseñando en el templo, gritó y dijo: Vosotros me conocéis
y sabéis de dónde soy; y yo no he venido de mí mismo; pero
el que me ha enviado es veraz, aunque vosotros no le conocéis. |
29 |
Yo
le conozco, porque procedo de El y El me ha enviado. |
30 |
Buscaban,
pues, prenderle, pero nadie le ponía las manos, porque aún
no había llegado su hora. |
|
|
|
Desaparición
misteriosa de Jesús |
|
|
31 |
De
la multitud, muchos creyeron en El, y decían: El Mesías, cuando
venga, ¿hará más milagros de los que éste hace? |
32 |
Oyeron
los fariseos a la muchedumbre que cuchicheaba acerca de El,
y enviaron los príncipes de los sacerdotes y fariseos alguaciles
que le prendiesen. |
33 |
Dijo
entonces Jesús: Aún estaré con vosotros un poco de tiempo,
y me iré al que me ha enviado. |
34 |
Me
buscaréis y no me hallaréis, y adonde yo voy, vosotros no
podéis venir. |
35 |
Dijéronse
entonces los judíos: ¿Adónde va a ir éste que nosotros no
hallamos de hallarle? ¿Acaso quiere irse a la dispersión de
los gentiles a enseñarles a ellos? |
36 |
¿Qué
es esto que dice: Me buscaréis y no me hallaréis, y adonde
yo voy, vosotros no podéis venir? |
|
|
|
La
promesa del agua viva |
|
|
37 |
El
último día, el día grande de la fiesta, se detuvo Jesús y
gritó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. |
38 |
Al
que cree en mí, según dice la Escritura, ríos de agua viva
manarán de sus entrañas. |
39 |
Eso
dijo del Espíritu, que habían de recibir los que creyeran
en El, pues aún no había sido dado el Espíritu, porque Jesús
no había sido glorificado. |
|
|
|
Diversos
pareceres sobre Jesús |
|
|
40 |
De
la muchedumbre, algunos que escuchaban estas palabras decían:
Verdaderamente que éste es el Profeta. |
41 |
Otros
decían: este es el Mesías; pero otros replicaban: ¿Acaso el
Mesías puede venir de Galilea? |
42 |
¿No
dice la Escritura que del linaje de David y de la aldea de
Belén, de donde era David, ha de venir el Mesías? |
43 |
Y
se originó un desacuerdo en la multitud por su causa. |
44 |
Algunos
de ellos querían apoderarse de El, pero nadie le puso las
manos. |
45 |
Volvieron,
pues, los alguaciles a los príncipes de los sacerdotes y fariseos,
y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído? |
46 |
Respondieron
los alguaciles: Jamás hombre alguno habló como éste. |
47 |
Pero
los fariseos les replicaron: ¿Es que también vosotros os habéis
dejado engañar? |
48 |
¿Acaso
algún magistrado o fariseo ha creído en El? |
49 |
Pero
esta gente que ignora la Ley, son unos malditos. |
50 |
Les
dijo Nicodemo, el que había ido antes a El, que era uno de
ellos: |
51 |
¿Acaso
nuestra Ley condena a un hombre antes de oírle y sin averiguar
lo que hizo? |
52 |
Le
respondieron y dijeron: ¿También tú eres de Galilea? Investiga
y verás que de Galilea no ha salido profeta alguno. |
53 |
Y
se fueron cada uno a su casa. |
|
Capítulo
8 |
|
La
mujer adúltera |
|
|
1 |
Se
fue Jesús al monte de los Olivos, |
2 |
pero
de mañana volvió de nuevo al templo, y todo el pueblo venía
a El, y sentado, enseñaba. |
3 |
Los
escribas y fariseos trajeron a una mujer sorprendida en adulterio
y, poniéndola en medio, |
4 |
le
dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
delito de adulterio. |
5 |
En
la Ley nos ordena Moisés apedrear a éstas; tú, ¿qué dices? |
6 |
Eso
lo decían tentándole, para tener de qué acusarle. Jesús, inclinándose,
escribía con el dedo en tierra. |
7 |
Como
ellos insistieran en preguntarle, se incorporó y les dijo:
El que de vosotros esté sin pecado, arrójele la piedra el
primero. |
8 |
E,
inclinándose de nuevo, escribía en tierra. |
9 |
Ellos,
que le oyeron, fueron saliéndose uno a uno, comenzando por
los más ancianos, y quedó El solo y la mujer en medio. |
10 |
Incorporándose
Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? |
11 |
Dijo
ella: Nadie, Señor. Jesús dijo: Ni yo te condeno tampoco;
vete y no peques más. |
|
|
|
Jesús,
luz del mundo, atestiguado por el Padre |
|
|
12 |
Otra
vez les habló Jesús, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el
que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de
vida. |
13 |
Dijéronle,
pues, los fariseos: Tú das testimonio de ti mismo, y tu testimonio
no es verdadero. |
14 |
Respondió
Jesús y dijo: Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio
es verdadero, porque sé de dónde vengo y adónde voy, mientras
que vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. |
15 |
Vosotros
juzgáis según la carne, yo no juzgo a nadie; |
16 |
y
si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy solo, sino
yo y el Padre, que me ha enviado. |
17 |
En
vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos es verdadero. |
18 |
Yo
soy el que da testimonio de mí mismo, y el Padre, que me ha
enviado, da testimonio de mí. |
19 |
Pero
ellos le decían: ¿Dónde está tu padre? Respondió Jesús: Ni
a mí me conocéis ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais
también a mi Padre. |
20 |
Estas
palabras las dijo Jesús en el gazofilacio, enseñando en el
templo, y nadie puso en El las manos, porque aún no había
llegado su hora. |
|
|
|
Peligro
de los judíos en desconocer a Jesús |
|
|
21 |
Todavía
les dijo: Yo me voy y me buscaréis, y moriréis en vuestro
pecado; adonde yo voy no podéis venir vosotros. |
22 |
Los
judíos se decían: ¿Acaso va a darse muerte, que dice: Adonde
yo voy no podéis venir vosostros? |
23 |
El
les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros
sois de este mundo, yo no soy de este mundo. |
24 |
Os
dije que moriríais en vuestro pecado, porque, si no creyereis,
moriréis en vuestros pecados. |
25 |
Ellos
decían: ¿Tú quién eres? Jesús les dijo: Es precisamente lo
que os estoy diciendo. |
26 |
Mucho
tengo que hablar y juzgar de vosotros, pues el que me ha enviado
es veraz, y yo hablo al mundo lo que le oigo a El. |
27 |
No
comprendieron que les hablaba del Padre. |
28 |
Dijo,
pues, Jesús: Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre,
entonces conoceréis que yo soy, y no hago nada de mí mismo,
sino que según me enseñó el Padre, así hablo. |
29 |
El
que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo
hago siempre lo que es de su agrado. |
30 |
Hablando
El esas cosas, muchos creyeron en El. |
|
|
|
Los
judíos no son hijos de Abraham ni de Dios, sino hijos del
diablo |
|
|
31 |
Jesús
decía a los judíos que habían creído en El: Si permanecéis
en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos |
32 |
y
conoceréis la verdad, y la verdad os librará. |
33 |
Respondiéronle
ellos: Somos linaje de Abraham, y de nadie hemos sido jamás
siervos; ¿cómo dices tú: Seréis libres? |
34 |
Jesús
les contestó: En verdad, en verdad os digo que todo el que
comete pecado es siervo del pecado. |
35 |
El
siervo no permanece en la casa para siempre; el hijo permanece
para siempre. |
36 |
Si,
pues, el Hijo os librare, seréis verdaderamente libres. |
37 |
Sé
que sois linaje de Abraham; pero buscáis matarme, porque mi
palabra no ha sido acogida por vosotros. |
38 |
Yo
hablo lo que he visto en el Padre; y vosotros también haceis
lo que habéis oído de vuestro padre. |
39 |
Respondieron
y dijéronle: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si
sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. |
40 |
Pero
ahora buscáis quitarme la vida, a mí, un hombre que os ha
hablado la verdad, que oyó de Dios; eso Abraham no lo hizo. |
41 |
Vosotros
hacéis las obras de vuestro padre. |
42 |
Dijéronle
ellos: Nosotros no somos nacidos de fornicación; tenemos por
padre a Dios. |
43 |
Díjoles
Jesús: Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais a mí; porque
yo he salido y vengo de Dios, pues yo no he venido de mi mismo,
antes es El quien me ha enviado. |
44 |
¿Por
qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis oir mi palabra.
Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis hacer los deseos
de vuestro padre. El es homicida desde el principio y no se
mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en él. Cuando
habla la mentira, habla de lo suyo propio, porque él es mentiroso
y padre de la mentira. |
45 |
Pero
a mí, porque os digo la verdad, no me creéis. |
46 |
¿Quién
de vosotros me arguirá de pecado? Si os digo la verdad, ¿por
qué no me creéis? |
47 |
El
que es de Dios oye las palabras de Dios; por eso vosotros
no la oís, porque no sois de Dios |
48 |
Respondieron
los judíos y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros que tú
eres samaritano y tienes demonio? |
49 |
Respondió
Jesús: Yo no tengo demonio, sino que honro a mi Padre, y vosotros
me deshonráis a mí. |
50 |
Yo
no busco mi gloria, hay quien la busque y juzgue. |
51 |
En
verdad, en verdad os digo: Si alguno guardare mi palabra,
jamás verá la muerte. |
52 |
Dijéronle
los judíos: Ahora nos convencemos de que estás endemoniado.
Abraham murió, y también los profetas, y tú dices: Quien guardare
mi palabra no gustará la muerte nunca. |
53 |
¿Acaso
eres tú mayor que nuestro padre Abraham, que murió? Y los
profetas murieron. ¿Quién pretendes ser? |
54 |
Respondió
Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no es nada;
es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís que
es vuestro Dios. |
55 |
Y
no le conocéis, pero yo le conozco; y si dijere que no le
conozco, sería semejante a vosotros, embustero; mas yo le
conozco y guardo su palabra. |
56 |
Abraham,
vuestro padre, se regocijó pensando en ver mi día; lo vió
y se alegró. |
57 |
Pero
los judíos le dijeron: ¿No tienes aún cincuenta años y has
visto a Abraham? |
58 |
Respondió
Jesús: En verdad, en verdad os digo: Antes que Abraham naciese,
era yo. |
59 |
Entonces
tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se ocultó y
salió del templo. |
|
Capítulo
9 |
|
La
curación del ciego de nacimiento |
|
|
1 |
Pasando,
vio a un hombre ciego de nacimiento, |
2 |
y
sus discípulos le preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó:
éste o sus padres, para que naciera ciego? |
3 |
Contestó
Jesús: Ni pecó éste ni sus padres, sino para que se manifieste
en él las obras de Dios. |
4 |
Es
preciso que yo haga las obras del que me envió mientras es
de día; venida la noche ya nadie puede trabajar. |
5 |
Mientras
estoy en el mundo, soy luz del mundo. |
6 |
Diciendo
esto, escupió en el suelo, hizo con saliva un poco de lodo
y untó con lodo los ojos, |
7 |
y
le dijo: Vete y lávate en la piscina de Siloé -que quere decir
enviado-. Fue, pues, se lavó y volvió con la vista. |
8 |
Los
vecinos y los que antes le conocían, pues era mendigo, decían:
¿No es éste el que estaba sentado pidiendo limosna? |
9 |
Unos
decían que era él; otros decían: No, pero se le parece. El
decía: Soy yo. |
10 |
Entonces
le decían: ¿Pues cómo se te han abierto los ojos? |
11 |
Respondió
él: Ese hombre llamado Jesús hizo lodo, me untó los ojos y
me dijo: Vete a Siloé y lávate; fui, me lavé y recobré la
vista. |
12 |
Y
le dijeron: ¿Dónde está ese? Contestó: No lo sé. |
|
|
|
Discusión
sobre el valor del milagro |
|
|
13 |
Llevan
a la presencia de los fariseos al antes ciego, |
14 |
pues
era sábado el día en que Jesús hizo lodo y le abrió los ojos. |
15 |
De
nuevo le preguntaron los fariseos cómo había recobrado la
vista. |
16 |
El
les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, me lavé y veo. |
17 |
Dijeron
entonces algunos de los fariseos: No puede venir de Dios este
hombre, pues no guarda el sábado. Otros decían: ¿Y cómo puede
un hombre pecador hacer tales milagros? Y había desacuerdo
entre ellos. |
18 |
Otra
vez dijeron al ciego: ¿Qué dices tú de ese que te abrió los
ojos? El contestó: Que es profeta. |
19 |
No
querían creer los judíos que aquel era ciego y que había recobrado
la vista hasta que llamaron a sus padres, y les preguntaron,
diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, de quien vosotros decís que
nació ciego? ¿Cómo ahora ve? |
20 |
Respondieron
los padres y dijeron: Lo que sabemos es que éste es nuestro
hijo y que nació ciego; |
21 |
cómo
ve ahora, no lo sabemos; quién le abrió los ojos, nosotros
no lo sabemos; preguntádselo a él, edad tiene; que él hable
por sí. |
22 |
Esto
dijeron sus padres, porque temían a los judíos, pues ya éstos
habían convenido en que, si alguno le confesaba Mesías, fuera
expulsado de la sinagoga. |
23 |
Por
esto sus padres dijeron: Edad tiene, preguntadle a él. |
24 |
Llamaron,
pues, por segunda vez al ciego y le dijeron: Da gloria a Dios;
nosotros sabemos que ese hombre es pecador. |
25 |
A
esto respondió él: Si es pecador, no lo sé; lo que sé es que,
siendo ciego, ahora veo. |
26 |
Dijéronle
también: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? |
27 |
El
les respondió: Os lo he dicho ya y no habéis escuchado. ¿Para
qué queréis oirlo otra vez? ¿Es que queréis haceros discípulos
suyos? |
28 |
Ellos,
insultándole, dijéronle: Sé tú discípulo suyo; nosotros somos
discípulos de Moisés. |
29 |
Nosotros
sabemos que Dios habló a Moisés; cuanto a éste, no sabemos
de dónde viene. |
30 |
Respondió
el hombre y les dijo: Eso es de maravillar, que vosotros no
sepáis de dónde viene, habiéndome abierto a mí los ojos. |
31 |
Sabido
es que Dios no oye a los pecadores; pero, si uno es piadoso
y hace su voluntad, a ése le escucha. |
32 |
Jamás
se oyó decir que nadie haya abierto los ojos a un ciego de
nacimiento. |
33 |
Si
éste no fuera de Dios no podía hacer nada. |
34 |
Respondiéronle
y dijéronle: Eres todo pecado desde que naciste, ¿y pretendes
enseñarnos? Y le echaron fuera. |
|
|
|
La
fe y la ceguera |
|
|
35 |
Oyó
Jesús que le habían echado fuera, y encontrándole, le dijo:
¿Crees en el Hijo del hombre? |
36 |
Respondió
él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en El? |
37 |
Díjole
Jesús: Le estás viendo; es el que habla contigo. |
38 |
Dijo
él: Creo, Señor, y se postró ante El. |
39 |
Jesús
dijo: Yo he venido al mundo para un juicio, para que los que
no ven vean y los que ven se vuelvan ciegos. |
40 |
Oyeron
esto algunos fariseos que estaban con El y le dijeron: ¿Con
que nosotros somos también ciegos? |
41 |
Díjoles
Jesús: Si fuérais ciegos, no tendríais pecado; pero ahora
decís: Vemos, y vuestro pecado permanece |
|
Capítulo
10 |
|
El
pastor y el rebaño |
|
|
1 |
En
verdad, en verdad os digo que el que no entra por la puerta
en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte,
ése es ladrón y salteador; |
2 |
pero
el que entra por la puerta ése es pastor de las ovejas. |
3 |
A
éste le abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y llama
a sus ovejas por su nombre y las saca fuera; |
4 |
y
cuando las ha sacado todas, va delante de ellas, y las ovejas
le siguen, porque conocen su voz. |
5 |
Pero
no seguirán al extraño, antes huirán de él, porque no conocen
la voz de los extraños. |
6 |
Les
dijo esta semejanza; pero no entendieron qué era lo que les
hablaba. |
7 |
De
nuevo les dijo Jesús: En verdad, en verdad os digo: Yo soy
la puerta de las ovejas: |
8 |
todos
cuantos han venido eran ladrones y salteadores, pero las ovejas
no los oyeron. |
9 |
Yo
soy la puerta; el que por mí entrare, se salvará, y entrará
y saldrá y hallará pasto. |
10 |
El
ladrón no viene sino para robar, matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida y la tengan abundante. |
11 |
Yo
soy el buen pastor.El buen pastor da su vida por las ovejas; |
12 |
el
asalariado, el que no es pastor dueño de las ovejas, ve venir
al lobo y deja las ovejas, y huye, y el lobo arrebata y dispersa
las ovejas, |
13 |
porque
es asalariado y no le da cuidado de las ovejas. |
14 |
Yo
soy el buen pastor y conozco a las mías, y las mías me conocen
a mí, |
15 |
como
el Padre me conoce y yo conozco a mi Padre, y pongo mi vida
por las ovejas. |
16 |
Tengo
otras ovejas que no son de este aprisco, y es preciso que
yo las traiga, y oirán mi voz, y habrá un solo rebaño y un
solo pastor. |
|
|
|
La
muerte de Jesús |
|
|
17 |
Por
esto el Padre me ama, porque doy mi vida para tomarla de nuevo. |
18 |
Nadie
me la quita, soy yo quien la doy de mí mismo.Tengo poder para
darla y poder para volver a tomarla. Tal es el mandato que
del Padre he recibido. |
|
|
|
Pareceres
contrarios |
|
|
19 |
Otra
vez se suscitó desacuerdo entre los judíos a propósito de
estos razonamientos. |
20 |
Pues
muchos de ellos decían: "Está endemoniado, ha perdido el juicio.
¿Por qué le escucháis?" |
21 |
Otros
decían: Estas palabras no son de un endemoniado, ni el demonio
puede abrirle los ojos a los ciegos. |
|
|
|
Jesús
uno con su Padre |
|
|
22 |
Se
celebraba entonces en Jerusalén la Dedicación; era invierno, |
23 |
y
Jesús se paseaba en el Templo por el pórtico de Salomón. |
24 |
Le
rodearon, pues, los judíos, y le decían: ¿Hasta cuándo vas
a tenernos en vilo? Si eres el Mesías, dínoslo abiertamente. |
25 |
Respondióles Jesús: Os lo dije y no lo creéis; las obras que
yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí; |
26 |
pero
vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. |
27 |
Mis
ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas mi siguen, |
28 |
y
yo les doy la vida eterna, y no perecerán para siempre, y
nadie las arrebatará de mi mano. |
29 |
Lo
que mi Padre me dio es mejor que todo, y nadie podrá arrebatar
nada de la mano de mi Padre. |
30 |
Yo
y el Padre somos una sola cosa. |
31 |
De
nuevo los judíos trajeron piedras para apedrearle. |
32 |
Jesús les respondió: Muchas obras os he mostrado de parte
de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? |
33 |
Respondiéronle los judíos: Por ninguna obra buena te apedreamos,
sino por la blasfemia, porque tú, siendo hombre, te haces
Dios. |
34 |
Jesús
les replicó: ¿No está escrito en vuestra Ley: "Yo digo: dioses
sois"? |
35 |
Si
llama dioses a aquellos a quienes fue dirigida la Palabra
de Dios, y la Escritura no puede fallar, |
36 |
¿de Aquel a quien el Padre santificó y envió al mundo, decís
vosotros: Blasfemas, porque dije: Soy Hijo de Dios? |
37 |
Si
no hago las obras de mi Padre, no me creáis; |
38 |
pero si las hago, ya que no me creéis a mí, creed a las obras,
para que sepáis y conozcáis que el Padre está en mí y yo en
el Padre. |
39 |
De
nuevo buscaban apresarle, pero El se deslizó de entre sus
manos. |
|
|
|
Huída
de Jesús hacia el Jordán |
|
|
40 |
Partió
de nuevo al otro lado del Jordán, al sitio en que Juan había
bautizado la primera vez, y permaneció allí. |
41 |
Muchos
venían a El y decían: Juan no hizo milagro alguno, pero todas
cuantas cosas dijo Juan de éste eran verdaderas. |
42 |
Y
muchos allí creyeron en El. |
|
Capítulo 11 |
|
Vuelta
a Betania |
|
|
1 |
Había
un enfermo, Lázaro, de Betania, de la aldea de María y su
hermana. |
2 |
Era
esta María la que ungió al Señor con un ungüento y le enjugó
los pies con sus cabellos, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo. |
3 |
Enviaron,
pues, las hermanas a decirle: Señor, el que amas está enfermo. |
4 |
Oyéndolo
Jesús, dijo: Esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria
de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. |
5 |
Jesús
amaba a Marta y a su hermana y a Lázaro. |
6 |
Aunque
oyó que estaba enfermo, permaneció en el lugar en que se hallaba
dos días más; |
7 |
pasados
los cuales dijo a los discípulos: Vamos otra vez a Judea. |
8 |
Los
discípulos le dijeron: Rabí, los judíos te buscan para apedrearte,
¿y de nuevo vas allá? |
9 |
Respondió
Jesús: ¿No son doce las horas del día? Si alguno camina durante
el día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; |
10 |
pero,
si camina de noche, tropieza, porque no hay luz en él. |
11 |
Esto
dijo, y después añadió: Lázaro, nuestro amigo, está dormido,
pero yo voy a despertarle. |
12 |
Dijéronle
entonces los discípulos: Señor, si duerme, sanará. |
13 |
Hablaba
Jesús de su muerte, y ellos pensaron que hablaba del descanso
del sueño. |
14 |
Entonces
les dijo Jesús claramente: Lázaro ha muerto, |
15 |
y
me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis;
pero vamos allá. |
16 |
Dijo,
pues, Tomás, llamado Dídimo, a los compañeros: Vamos también
nosotros a morir con El. |
|
|
|
Conversaciones
con Marta |
|
|
17 |
Fue,
pues, Jesús, y se encontró con que llevaba ya cuatro días
en el sepulcro. |
18 |
Estaba
Betania cerca de Jerusalén, como unos quince estadios, |
19 |
y
muchos judíos habían venido a Marta y a María para consolarlas
por su hermano. |
20 |
Marta, pues, en cuanto oyó que Jesús llegaba, le salió al
encuentro; pero María se quedó sentada en casa. |
21 |
Dijo,
pues, Marta a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera
muerto mi hermano; |
22 |
pero
sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo otorgará. |
23 |
Díjole
Jesús: Resucitará tu hermano. |
24 |
Marta
le dijo: Sé que resucitará en la resurrección en el último día.
|
25 |
Díjole
Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí,
aunque muera vivirá; |
26 |
y
todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees
tú esto? |
27 |
Díjole
ella: Sí, Señor; yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de
Dios, que ha venido a este mundo. |
28 |
Diciendo
esto, se fue y llamó a María, su hermana, diciéndole en secreto:
El Maestro está ahí y te llama. |
29 |
Cuando
oyó esto, se levantó al instante y se fue a El, |
30 |
pues
aún no había entrado Jesús en la aldea, sino que se hallaba
aún en el sitio donde le había encontrado Marta. |
31 |
Los
judíos que estaban con ella en casa consolándola, viendo que
María se levantaba con prisa y salía, la siguieron, pensando
que iba al monumento para llorar allí. |
32 |
Así
que María llegó a donde Jesús estaba, viéndole, se echó a
sus pies, diciendo: Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera
muerto mi hermano. |
|
|
|
La
resurrección de Lázaro |
|
|
33 |
Viéndola
Jesús llorar, y que lloraban también los judíos que venían
con ella, se conmovió hondamente y se turbó, |
34 |
y
dijo: ¿Dónde le habéis puesto? Dijéronle: Señor, ven y ve.
|
35 |
Lloró
Jesús, |
36 |
y
los judíos decían: ¡Cómo le amaba! |
37 |
Algunos
de ellos dijeron: ¿No pudo éste, que abrió los ojos al ciego,
hacer que no muriese? |
38 |
Jesús,
otra vez conmovido en su interior, llegó al monumento, que
era una cueva tapada con una piedra. |
39 |
Dijo
Jesús: Quitad la piedra. Díjole Marta, la hermana del muerto:
Señor, ya hiede, pues lleva cuatro días. |
40 |
Jesús
le dijo: ¿No te he dicho que, si creyeres, verás la gloria
de Dios? |
41 |
Quitaron,
pues, la piedra, y Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo:
Padre, te doy gracias porque me has escuchado; |
42 |
yo
sé que siempre me escuchas, pero por la muchedumbre que me
rodea lo digo, para que crean que tú me has enviado. |
43 |
Diciendo
esto, gritó con fuerte voz: Lázaro, sal fuera. |
44 |
Salió
el muerto, ligados con fajas pies y manos, y el rostro envuelto
en un sudario. Jesús les dijo: Soltadle y dejadle ir. |
|
|
|
Resolución
del consejo |
|
|
45 |
Muchos
de los judíos que habían venido a María y vieron lo que había
hecho creyeron en El; |
46 |
pero
algunos se fueron a los fariseos y les dijeron lo que había
hecho Jesús. |
47 |
Convocaron
entonces los príncipes de los sacerdotes y los fariseos una
reunión, y dijeron: ¿Qué hacemos, que este hombre hace muchos
milagros? |
48 |
Si
le dejamos así todos creerán en El y vendrán los romanos y
destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. |
49 |
Uno
de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
Vosotros no sabéis nada; |
50 |
¿no
comprendéis que conviene que muera un hombre por todo el pueblo
y no que perezca todo el pueblo? |
51 |
No
dijo esto de sí mismo, sino que, como era pontífice aquel
año, profetizó que Jesús había de morir por el pueblo, |
52 |
y
no sólo por el pueblo, sino para reunir en uno todos los hijos
de Dios que estaban dispersos. |
53 |
Desde
aquel día tomaron la resolución de matarle. |
54 |
Jesús,
pues, ya no andaba en público entre los judíos; antes se fue
a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efrén,
y allí moraba con los discípulos. |
55 |
Estaba
próxima la Pascua de los judíos, y muchos subían del campo
a Jerusalén antes de la Pascua para purificarse. |
56 |
Buscaban,
pues, a Jesús, y unos a otros se decían en el templo: ¿Qué
os parece? ¿No vendrá a la fiesta? |
57 |
Pues
los príncipes de los sacerdotes y los fariseos habían dado
órdenes para que, si alguno supiese dónde estaba, lo indicase,
a fin de echarle mano. |
|
Capítulo
12 |
|
La
unción en Betania |
|
|
1 |
Seis
días antes de la Pascua vino Jesús a Betania, donde estaba
Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. |
2 |
Le
dispusieron allí una cena; y Marta servía, y Lázaro era de
los que estaban a la mesa con El. |
3 |
María,
tomando una libra de ungüento de nardo legítimo, de gran valor,
ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos, y la
casa se llenó de olor del ungüento. |
4 |
Judas
Iscariote, uno de sus discípulos, el que había de entregarle,
dijo: |
5 |
¿Por
qué este ungüento no se vendió en trescientos denarios y se
dio a los pobres? |
6 |
Esto
decía, no por amor a los pobres, sino porque era ladrón, y,
llevando él la bolsa, hurtaba de lo que en ella echaban. |
7 |
Pero
Jesús dijo: Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura.
|
8 |
Porque
pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí no me tenéis
siempre. |
|
|
|
Concurso
de curiosos en Betania |
|
|
9 |
Una
gran muchedumbre de judíos supo que estaba allí, y vinieron,
no sólo por Jesús, sino por ver a Lázaro, a quien había resucitado
de entre los muertos. |
10 |
Los
príncipes de los sacerdotes habían resuelto matar a Lázaro, |
11 |
pues
por él muchos judíos se iban y creían en Jesús. |
|
|
|
Entrada
triufal en Jerusalén |
|
|
12 |
Al
día siguiente, la numerosa muchedumbre que había venido a
la fiesta, habiendo oído que Jesús llegaba a Jerusalén, |
13 |
tomaron
ramos de palmeras y salieron a su encuentro gritando: ¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor y el Rey de Israel!
|
14 |
Habiendo
Jesús encontrado un pollino, montó sobre él, según está escrito: |
15 |
“No
temas, hija de Sión; he aquí que viene tu rey montado sobre
un pollino de asna.” |
16 |
Esto
no lo entendieron, desde luego, los discípulos; pero cuando
fue glorificado Jesús, entonces recordaron que de El estaban
escritas estas cosas que ellos le habían hecho. |
17 |
Le
rendía testimonio la muchedumbre que estaba con El cuando
llamó a Lázaro del sepulcro y le resucitó de entre los muertos.
|
18 |
También
por esto le salió al encuentro la multitud, porque habían
oído que había hecho este milagro. |
19 |
Entretanto,
los fariseos se decían: Ya veis que no adelantamos nada. Ya
veis que todo el mundo se va en pos de El. |
|
|
|
Griegos
deseosos de ver a Jesús |
|
|
20 |
Había
algunos griegos entre los que habían subido a adorar en la
fiesta. |
21 |
Estos,
pues, se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y
le rogaron, diciendo: Señor, queremos ver a Jesús. |
22 |
Felipe
fue y se lo dijo a Andrés; Andrés y Felipe vinieron y se lo
dijeron a Jesús. |
|
|
|
El
triunfo de Jesús en su muerte |
|
|
23 |
Jesús
les contestó diciendo: Es llegada la hora en que el Hijo del
hombre será glorificado. |
24 |
En
verdad, en verdad os digo que, si el grano de trigo no cae
en la tierra y muere, quedará solo; pero, si muere, llevará
mucho fruto. |
25 |
El
que ama su vida, la pierde; pero el que aborrece su vida en
este mundo, la guardará para la vida eterna. |
26 |
Si
alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará
también mi servidor; si alguno me sirve, mi Padre le honrará. |
27 |
Ahora
mi alma se siente turbada. ¿Y qué diré? ¿Padre, líbrame de
esta hora? ¡Mas para esto he venido yo a esta hora! |
28 |
Padre,
glorifica tu nombre. Llegó entonces una voz del cielo: “Le
glorifiqué y de nuevo le glorificaré.” |
29 |
La
muchedumbre que allí estaba y oyó, decía que había tronado;
otros decían: Le habló un ángel. |
30 |
Jesús
respondió y dijo: No por mí se ha dejado oír esta voz, sino
por vosotros. |
31 |
Ahora
es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo
será arrojado fuera, |
32 |
y
yo, si fuere levantado de la tierra, atraeré a todos a mí. |
33 |
Esto
lo decía indicando de qué muerte había de morir. |
|
|
|
Desconcierto
en la muchedumbre |
|
|
34 |
La
multitud le contestó: Nosotros sabemos por la Ley que el Mesías
permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que el Hijo
del hombre ha de ser levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre? |
35 |
Díjoles
Jesús: Por poco tiempo aún está la Luz en medio de vosotros.
Caminad mientras tenéis luz, para que no os sorprendan las
tinieblas, pues el que camina en tinieblas no sabe por dónde
va. |
36 |
Mientras
tenéis luz, creed en la Luz, para ser hijos de la luz. Esto
dijo Jesús, y, partiendo, se ocultó de ellos. |
|
|
|
La
incredulidad judía, prevista por Jesús |
|
|
37 |
Aunque
había hecho tan grandes milagros en medio de ellos, no creían
en Él, |
38 |
para
que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dice:
“Señor, ¿quién prestó fe a nuestro mensaje? y el brazo del
Señor, ¿a quién ha sido revelado?” |
39 |
Por
esto no pudieron creer, porque también había dicho Isaías: |
40 |
“El
ha cegado sus ojos y ha endurecido su corazón, no sea que
con sus ojos vean, con su corazón entiendan, y se conviertan
y los sane,” |
41 |
Esto
dijo Isaías porque vio su gloria y habló de El. |
42 |
Sin
embargo, aun muchos de los jefes creyeron en El, pero por
causa de los fariseos no le confesaban, temiendo ser excluidos
de la sinagoga, |
43 |
porque
amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. |
|
|
|
Necesidad
de creer en Jesús |
|
|
44 |
Jesús,
clamando, dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en
el que me ha enviado: |
45 |
y
el que me ve, ve al que me ha enviado. |
46 |
Yo
he venido como luz al mundo, para que todo el que cree en
mí no permanezca en tinieblas. |
47 |
Y
si alguno escucha mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo,
porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. |
48 |
El
que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene ya quien le
juzgue; la palabra que yo he hablado, ésa le juzgará en el
último día, |
49 |
porque
yo no he hablado de mí mismo; el Padre mismo, que me ha enviado,
es quien me mandó lo que he de decir y hablar, |
50 |
y
yo sé que su precepto es la vida eterna. Así, pues, las cosas
que Yo hablo las hablo según el Padre me ha dicho. |
|
|