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          PRIMERA  PARTE
          PREDICACIÓN  DE JESUCRISTO EN GALILEA Y EN JUDEA
            
          
            
               
                | Capítulo 
                  1 | 
               
               
                |   | 
                Primer 
                    testimonio de Juan   | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 19 
                   | 
                Este 
                    es el testimonio de Juan cuando los judíos, desde Jerusalén, 
                    le enviaron sacerdotes y levitas para preguntarle: Tú ¿quién 
                    eres?  | 
               
               
                | 20 | 
                 
                    El confesó y no negó; confesó: No soy yo yo el Mesías.   | 
               
               
                | 21 | 
                 
                    Le preguntaron: Entonces, ¿qué? ¿Eres Elías? El dijo: No soy. 
                    ¿Eres tú el profeta? Y contestó: No.  | 
               
               
                | 22 | 
                 
                    Dijéronle pues: ¿Quién eres?, para que podamos dar respuesta 
                    a los que nos han enviado.¿Qué dices de tí mismo?   | 
               
               
                | 23 | 
                 
                    Dijo: Yo soy la voz del que clama en el desierto: "Enderezad 
                    el camino del Señor", según dijo el profeta Isaías.   | 
               
               
                | 24 | 
                 
                    Los enviados eran fariseos,  | 
               
               
                | 25 
                   | 
                y 
                    le preguntaron, diciendo: Pues ¿por qué bautizas, si no eres 
                    el Mesías, ni Elías, ni el profeta?  | 
               
               
                | 26 | 
                 
                    Juan les conteso, diciendo: Yo bautizo con agua, pero en medio 
                    de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis,   | 
               
               
                | 27 | 
                 
                    que viene en pos de mí, a quien no soy digno de desatarle 
                    la correa de la sandalia.  | 
               
               
                | 28 | 
                 
                    Esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan 
                    bautizaba.  | 
               
            
           
          
            
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Segundo 
                    testimonio de Juan  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 29 | 
                 
                    Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él 
                    y dice: He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del 
                    mundo.  | 
               
               
                | 30 
                   | 
                Este 
                    es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se 
                    ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.  | 
               
               
                | 31 | 
                 
                    Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para 
                    que él sea manifestado a Israel.  | 
               
               
                | 32 | 
                 
                    Y Juan dio testimonio diciendo: He visto al Espíritu que bajaba 
                    como una paloma del cielo y se quedaba sobre él.  | 
               
               
                | 33 | 
                 
                    Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, 
                    me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se 
                    queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo."  | 
               
               
                | 34 | 
                Y 
                    yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido 
                    de Dios.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Primeros 
                    discípulos de Jesús  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 35 
                   | 
                Al 
                    día siguiente, otra vez hallándose Juan con dos de sus discípulos,  | 
               
               
                | 36 | 
                fijó 
                    la vista en Jesús, que pasaba, y dijo: He aquí el Cordero 
                    de Dios.  | 
               
               
                | 37 
                   | 
                Los 
                    dos discípulos, que le oyeron, siguieron a Jesús.  | 
               
               
                | 38 | 
                 
                    Volvióse Jesús a ellos, viendo que le seguían, y les dijo: 
                    ¿Qué buscáis? Dijéronle ellos: Rabí, que quiere decir Maestro, 
                    ¿dónde moras?  | 
               
               
                | 39 | 
                 
                    Les dijo: Venid y ved. Fueron, pues, y vieron dónde moraba, 
                    y permanecieron con El aquel día . Era como la hora décima.  | 
               
               
                | 40 | 
                 
                    Era Andrés, el hermano de Simón Pedro, uno de los dos que 
                    oyeron a Juan y le siguieron.  | 
               
               
                | 41 | 
                 
                    Encontró él luego a su hermano Simón y le dijo: Hemos hallado 
                    al Mesías, que quiere decir el Cristo.  | 
               
               
                | 42 | 
                Le 
                    condujo a Jesús, que, fijando en él la vista, dijo: Tú eres 
                    Simón, el hijo de Juan; tú serás llamado Cefas, que quiere 
                    decir Pedro.  | 
               
               
                | 43 | 
                 
                    Al otro día, queriendo salir El hacia Galilea, encontró a 
                    Felipe, y le dijo Jesús: Sígueme.  | 
               
               
                | 44 | 
                Era 
                    Felipe de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.  | 
               
               
                | 45 | 
                 
                    Encontró Felipe a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel 
                    de quien escribió Moisés en la Ley y los Profetas, a Jesús, 
                    hijo de José de Nazaret.  | 
               
               
                | 46 
                   | 
                Díjole 
                    Natanael: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Díjole Felipe: 
                    Ven y verás.  | 
               
               
                | 47 | 
                 
                    Vio Jesús a Natanael, que venía hacia El, y dijo de él: He 
                    aquí un verdadero israelita, en quien no hay doloo.  | 
               
               
                | 48 | 
                 
                    Díjole Natanael: ¿de dónde me conoces? Contestó Jesús y le 
                    dijo: Antes que Felipe te llamase, cuando estabas debajo de 
                    la higuera, te vi.  | 
               
               
                | 49 | 
                 
                    Natanael le contestó: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres 
                    el Rey de Israel.  | 
               
               
                | 50 | 
                 
                    Contestó Jesús y le dijo: ¿Porque te he dicho que te vi debajo 
                    de la higuera crees? Cosas mayores has de ver.  | 
               
               
                | 51 
                   | 
                Y 
                    le añadió: En verdad, en verdad os digo que veréis abrirse 
                    el cielo y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre 
                    el Hijo del hombre.   | 
               
            
           
          
            
              
                |   | 
               
               
                | Capítulo 
                  2 | 
               
               
                |   | 
                Primer 
                    milagro de Jesús  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                Al 
                    tercer día hubo una boda en caná de Galilea, y estaba allí 
                    la madre de Jesús.  | 
               
               
                | 2 | 
                Fue 
                  invitado también Jesús con sus discípulos a la boda.   | 
               
               
                | 3 | 
                No 
                    tenían vino, porque el vino de la boda se había acabado. En 
                    esto dijo la madre de Jesús, a éste: No tienen vino.  | 
               
               
                | 4 | 
                Díjole 
                    Jesús: Mujer, ¿qué nos va a tí y a mí? No es aún llegada mi 
                    hora.  | 
               
               
                | 5 | 
                 
                    Dijo la madre a los servidores: Haced lo que El os diga.  | 
               
               
                | 6 | 
                 
                    Había allí seis tinajas de piedra para las purificaciones, 
                    en cada una de las cuales cabían dos o tres metretas.  | 
               
               
                | 7 | 
                Díjoles 
                    Jesús: Llenad las tinajas de agua. Las llenaron hasta el borde,  | 
               
               
                | 8 | 
                y 
                  El les dijo: Sacad ahora y llevadlo al maestresala. Se lo llevaron,  | 
               
               
                | 9 | 
                 
                    y luego que el maestresala probó el agua convertida en vino 
                    -él no sabía de dónde venía, pero lo sabían los servidores, 
                    que habían sacado el agua-, llamó al novio   | 
               
               
                | 10 | 
                y 
                    le dijo: Todos sirven primero el vino bueno, y cuando están 
                    ya bebidos, el peor; pero tú has guardado hasta ahora el vino 
                    mejor.   | 
               
               
                | 11 | 
                 
                    Este fue el primer milagro que hizo Jesús, en Caná de Galilea, 
                    y manifestó su gloria y creyeron en El sus discípulos.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Residencia 
                    en Cafarnaúm  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 12 | 
                Después 
                    de esto bajó a Cafarnaúm El con su madre, sus hermanos y sus 
                    discípulos, y permanecieron allí algunos días.  | 
               
            
           
          
            
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Expulsión 
                    de los vendedores del templo  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 13 | 
                Estaba 
                    próxima la Pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.  | 
               
               
                | 14 | 
                Encontró 
                    en el Templo a los vendedores de bueyes, de ovejas y de palomas, 
                    y a los cambistas sentados;  | 
               
               
                | 15 | 
                y 
                    haciendo de cuerdas un azote, los arrojó a todos del templo, 
                    con las ovejas y los bueyes; derramó el dinero de los cambistas 
                    y derribó las mesas;  | 
               
               
                | 16 | 
                y 
                    a los que vendían palomas les dijo: Quitad de aquí todo eso 
                    y no hagáis de la casa de mi Padre casa de contratación.  | 
               
               
                | 17 | 
                Se 
                    acordaron sus discípulos que está escrito: "El celo de tu 
                    casa me consume".  | 
               
               
                | 18 | 
                Los 
                    judíos tomaron la palabra y le dijeron: ¿Qué señal das para 
                    obrar así?  | 
               
               
                | 19 | 
                Respondió 
                    Jesús y dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.  | 
               
               
                | 20 | 
                Replicaron 
                    los judíos: Cuarenta y seis años se han empleado en edificar 
                    este templo, ¿y tú vas a levantarlo en tres días?   | 
               
               
                | 21 | 
                Pero 
                    El hablaba del templo de su cuerpo.  | 
               
               
                | 22 | 
                Cuando 
                    resucitó de entre los muertos, se acordaron sus discípulos 
                    de que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la 
                    palabra que Jesús había dicho.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Primeros 
                    frutos del ministerio de Jesús  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 23 | 
                Al 
                    tiempo en que estuvo en Jerusalén por la fiesta de la Pascua 
                    creyeron en su nombre viendo los milagros que hacía,  | 
               
               
                | 24 | 
                pero 
                    Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos,  | 
               
               
                | 25 | 
                y 
                    no tenía necesidad de que nadie diese testimonio del hombre, 
                    pues El conocía lo que en el hombre había.  | 
               
            
           
          
            
              
                |   | 
               
               
                | Capítulo 
                  3 | 
               
               
                |   | 
                Visita 
                    de Nicodemo  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                Había 
                    un fariseo de nombre Nicodemo, principal entre los judíos,  | 
               
               
                | 2 | 
                que 
                    vino de noche a Jesús y le dijo: Rabí, sabemos que has venido 
                    como maestro de parte de Dios, pues nadie puede hacer esos 
                    milagros que tú haces si Dios no está con él.  | 
               
               
                | 3 | 
                Respondió 
                    Jesús y le dijo: En verdad te digo que quien no naciere de 
                    Arriba no podrá entrar en el reino de Dios.  | 
               
               
                | 4 | 
                Díjole 
                    Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso 
                    puede volver a entrar en el seno de su madre y volver a nacer? 
                      | 
               
               
                | 5 | 
                Respondió 
                    Jesús: En verdad, en verdad te digo que quien no naciere del 
                    agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de los cielos.  | 
               
               
                | 6 | 
                Lo 
                    que nace de la carne, carne es; pero lo que nace del Espíritu, 
                    es espíritu.  | 
               
               
                | 7 | 
                No 
                    te maravilles de que te he dicho: Es preciso nacer de Arriba. 
                      | 
               
               
                | 8 | 
                El 
                    viento sopla donde quieres y oyes su voz, pero no sabes de 
                    donde viene ni adónde va; así es todo nacido del espíritu.  | 
               
               
                | 9 | 
                Respondió 
                    Nicodemo y dijo: ¿Cómo puede ser eso?  | 
               
               
                | 10 | 
                Jesús 
                    respondió y dijo: ¿Eres maestro en Israel y no sabes esto?  | 
               
               
                | 11 | 
                En 
                    verdad, en verdad te digo que nosotros hablamos de lo que 
                    sabemos y de lo que hemos visto damos testimonio; pero vosotros 
                    no recibís nuestro testimonio.  | 
               
               
                | 12 | 
                Si 
                    hablándoos de cosas terrenas no creéis, ¿cómo creeréis si 
                    os hablase de cosas celestiales?  | 
               
               
                | 13 | 
                Nadie 
                    sube al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre 
                    que está en el cielo.  | 
               
               
                | 14 | 
                A 
                    la manera que Moisés levantó la serpiente en el desierto, 
                    así es preciso que sea levantado el Hijo del hombre;  | 
               
               
                | 15 | 
                para 
                    que todo el que creyere en El tenga la vida eterna.  | 
               
               
                | 16 | 
                Porque 
                    tanto amó Dios al mundo, que le dió su unigénito Hijo, para 
                    que todo el que crea en El no perezca, sino que tenga la vida 
                    eterna;  | 
               
               
                | 17 | 
                pues 
                    Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para que juzgue al mundo, 
                    sino para que el mundo sea salvo por El.  | 
               
               
                | 18 | 
                El 
                    que cree en El no es juzgado: el que no cree en El ya está 
                    juzgado, porque no creyó en el nombre del unigénito hijo de 
                    Dios.  | 
               
               
                | 19 | 
                Y 
                    el juicio consiste en que vino la luz al mundo, y los hombres 
                    amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran 
                    malas.   | 
               
               
                | 20 | 
                Porque 
                    todo el que obra el mal, aborrece la luz, y no viene a la 
                    luz, por que sus obras no sean reprendidas.  | 
               
               
                | 21 | 
                Pero 
                    el que obra la verdad viene a la luz, para que sus obras sean 
                    manifestadas, pues están hechas en Dios.  | 
               
               
                 | 
                  | 
               
            
           
          
            
               
                |   | 
                Tercer 
                    testimonio de Juan  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 22 | 
                Después 
                    de esto vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea, 
                    y permaneció allí con ellos y bautizaba.   | 
               
               
                | 23 | 
                Juan 
                    bautizaba también en Ainón, cerca de Salim, donde habia mucha 
                    agua, y venían a bautizarse,  | 
               
               
                | 24 | 
                pues 
                    Juan aún no había sido metido en la cárcel.  | 
               
               
                | 25 | 
                Se 
                    suscitó una discusión entre los discípulos de Juan y cierto 
                    judío acerca de la purificación,  | 
               
               
                | 26 | 
                y 
                    vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, aquel que estaba contigo 
                    al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, está 
                    ahora bautizando, y todos se van a El.  | 
               
               
                | 27 | 
                Juan 
                    les respondió, diciendo: No debe el hombre tomarse nada si 
                    no le fuere dado del cielo.  | 
               
               
                | 28 | 
                Vosotros 
                    mismos sois testigos de que dije: Yo no soy el Mesías, sino 
                    que he sido enviado ante El.  | 
               
               
                | 29 | 
                El 
                    que tiene esposa es el esposo; el amigo del esposo, que le 
                    acompaña y le oye, se alegra grandemente de oir la voz del 
                    esposo. Pues así este mi gozo es cumplido.  | 
               
               
                | 30 | 
                Preciso 
                    es que El crezca y yo mengue.  | 
               
               
                | 31 | 
                El 
                    que viene de Arriba está sobre todos. El que procede de la 
                    tierra es terreno y habla de la tierra; el que viene del cielo,  | 
               
               
                | 32 | 
                da 
                    testimonio de lo que ha visto y oído, pero su testimonio nadie 
                    lo recibe.  | 
               
               
                | 33 | 
                Quien 
                    recibe su testimonio pone su sello atestiguando que es veraz.  | 
               
               
                | 34 | 
                Porque 
                    aquel a quien Dios ha enviado habla palabras de Dios, pues 
                    Dios no le dio el espíritu con medida.  | 
               
               
                | 35 | 
                El 
                    Padre ama al Hijo y ha puesto en sus manos todas las cosas.  | 
               
               
                | 36 | 
                El 
                    que cree en el Hijo tiene la vida eterna; el que rehúsa creer 
                    en el Hijo no verá la vida, sino que está sobre él la cólera 
                    de Dios.  | 
               
            
           
          
            
              
                |   | 
               
               
                | Capítulo 
                  4  | 
               
               
                |   | 
                Partida 
                    de Jesús para Galilea  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                Así, 
                    pues, que supo el Señor que habían oído los fariseos cómo 
                    Jesús hacía más dicípulos y bautizaba más que Juan,  | 
               
               
                | 2 | 
                aunque 
                    Jesús mismo no bautizaba, sino sus discípulos,   | 
               
               
                | 3 | 
                abandonó 
                    Judea y partió de nuevo para Galilea.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Encuentro 
                    con la samaritana  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 4 | 
                Tenía 
                    que pasar por Samaria.  | 
               
               
                | 5 | 
                Llega, 
                    pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, próxima a la 
                    heredad que dio Jacob a José, su hijo,   | 
               
               
                | 6 | 
                 
                    donde estaba la fuente de Jacob. Jesús, fatigado del camino, 
                    se sentó sin más junto a la fuente; era como la hora de sexta.  | 
               
               
                | 7 | 
                Llega 
                    una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: Dame de 
                    beber,  | 
               
               
                | 8 | 
                pues 
                    los discípulos habían ido a la ciudad a comprar provisiones. 
                      | 
               
               
                | 9 | 
                 
                    Dícele la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides 
                    de beber a mí, mujer samaritana? Porque no se tratan judíos 
                    y samaritanos.  | 
               
               
                | 10 | 
                Respondió 
                    Jesús y dijo: Si conocieras el don de Dios y quién es el que 
                    te dice: Dame de beber, tú le pedirías a El, y El te daría 
                    a tí agua viva.  | 
               
               
                | 11 | 
                Ella 
                    le dijo: Señor, no tienes con qué sacar el agua, y el pozo 
                    es hondo; ¿de dónde, pues, te viene esa agua viva?  | 
               
               
                | 12 | 
                ¿Acaso 
                    eres tú más grande que nuestro padre Jacob, que nos dio este 
                    pozo y de él bebió él mismo, sus hijos y sus rebaños?  | 
               
               
                | 13 | 
                Respondió 
                    Jesús y le dijo: Quien beba de este 
                    agua volverá a tener sed;  | 
               
               
                | 14 | 
                pero 
                    el que beba del agua que yo le diere no tendrá sed jamás, 
                    que el agua que yo le dé se hará en él una fuente que salte 
                    hasta la vida eterna.  | 
               
               
                | 15 | 
                Díjole 
                    la mujer: Señor, dame de esa agua para que no sienta más sed 
                    ni tenga que venir aquí a sacarla.  | 
               
               
                | 16 | 
                El 
                    le dijo: Vete, llama a tu marido y ven acá.  | 
               
               
                | 17 | 
                Respondió 
                    la mujer y dijo: No tengo marido. Díjole Jesús: Bien dices: 
                    No tengo marido;  | 
               
               
                | 18 | 
                porque 
                    cinco tuviste, y el que ahora tienes no es tu marido; en esto 
                    has dicho verdad.  | 
               
               
                | 19 | 
                 
                    Díjole la mujer: Señor, veo que eres un profeta.  | 
               
               
                | 20 | 
                Nuestros 
                    padres adoraron en este monte, y vosotros decís que es Jerusalén 
                    el sitio donde hay que adorar.  | 
               
               
                | 21 | 
                Jesús 
                    le dijo: Créeme, mujer, que es llegada la hora en que ni en 
                    este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.  | 
               
               
                | 22 
                   | 
                Vosotros 
                    adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, 
                    porque la salvación viene de los judíos;  | 
               
               
                | 23 
                   | 
                pero 
                    ya llega la hora, y es ésta, cuando los verdaderos adoradores 
                    adorarán al Padre en espíritu y en verdad, pues tales son 
                    los adoradores que el Padre busca.  | 
               
               
                | 24 | 
                Dios 
                    es espíritu, y los que adoran deben adorarle en espíritu y 
                    verdad.  | 
               
               
                | 25 | 
                Díjole 
                    la mujer: Yo sé que el Mesías, el que se llama Cristo, está 
                    para venir, y que cuando venganos hará saber todas las cosas. 
                      | 
               
               
                | 26 | 
                Díjole 
                    Jesús: Soy yo, el que contigo habla.  | 
               
               
                | 27 | 
                En 
                    esto llegaron los discípulos y se maravillaban de que hablase 
                    con una mujer; nadie, sin embargo, le dijo: ¿Qué deseas? o 
                    ¿Qué hablas con ella?  | 
               
               
                | 28 | 
                Dejó, 
                    pues, su cántaro la mujer, se fue a la ciudad y dijo a los 
                    hombres:  | 
               
               
                | 29 | 
                Venid 
                    a ver a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No 
                    será el Mesías?  | 
               
               
                | 30 | 
                Salieron 
                    los de la ciudad y vinieron a El.  | 
               
               
                | 31 | 
                Entre 
                    tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.  | 
               
               
                | 32 
                   | 
                Díjoles 
                    El: Yo tengo una comida que vosotros no sabéis.  | 
               
               
                | 33 | 
                Los 
                    discípulos se decían unos a otros: ¿Acaso alguien le ha traído 
                    de comer?  | 
               
               
                | 34 | 
                Jesús 
                    les dijo: Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha envió 
                    y acabar su obra.  | 
               
               
                | 35 | 
                ¿No 
                    decís vosotros: Aún cuatro meses más y llegará la mies? Pues 
                    bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y contemplad los campos, 
                    que ya están blanquecinos para la siega.  | 
               
               
                | 36 | 
                El 
                    que siega recibe su salario y recoge el fruto para la vida 
                    eterna, para que se alegren juntamente el sembrador y el segador.  | 
               
               
                | 37 | 
                Porque 
                    en esto es verdadero el proverbio, que uno es el que siembra 
                    y otro el que siega.  | 
               
               
                | 38 | 
                Yo 
                    os envío a segar lo que no trabajasteis: otros lo trabajaron 
                    y vosotros os aprovecháis de su trabajo.  | 
               
               
                | 39 | 
                Muchos 
                    samaritanos de aquella ciudad creyeron en El por la palabra 
                    de la mujer, que atestiguaba: Me ha dicho todo cuanto he hecho.  | 
               
               
                | 40 | 
                Pero 
                    así que vinieron a El, le rogaron que se quedase con ellos; 
                    y permaneció allí dos días  | 
               
               
                | 41 | 
                y 
                    muchos más creyeron al oírle.  | 
               
               
                | 42 | 
                Decían 
                    a la mujer: Ya no creemos por tu palabra, pues nosotros mismos 
                    hemos oído y conocido que éste es verdaderamente el Salvador 
                    del mundo.  | 
               
               
                | 43 | 
                Pasados 
                    dos días, se partió de allí para Galilea.  | 
               
               
                | 44 | 
                El 
                    mismo Jesús declaró que ningún profeta es honrado en su propia 
                    patria.  | 
               
               
                | 45 | 
                Cuando 
                    llegó a Galilea, le acogieron los galileos, que había visto 
                    cuántas maravillas había hecho en Jerusalén durante la fiesta, 
                    pues también ellos habían ido a la fiesta.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Regreso 
                    a Galilea y curación del hijo del cortesano  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 46 | 
                Llegó, 
                    pues, otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el 
                    agua en vino. Había allí un cortesano, cuyo hijo estaba enfermo 
                    en Cafarnaúm.  | 
               
               
                | 47 | 
                Oyendo 
                    que llegaba Jesús de Judea a Galilea, salió a su encuentro 
                    y le rogó que bajase y curase a su hijo, que estaba para morir.  | 
               
               
                | 48 | 
                 
                    Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creéis.  | 
               
               
                | 49 | 
                Díjole 
                    el cortesano: Señor, baja antes que mi hijo muera.  | 
               
               
                | 50 | 
                Jesús 
                    le dijo: Vete, tu hijo vive. Creyó el hombre en la palabra 
                    que Jesús le dijo y se fue.  | 
               
               
                | 51 
                   | 
                Ya 
                    bajaba él, cuando le salieron al encuentro sus siervos, diciéndole: 
                    Tu hijo vive.  | 
               
               
                | 52 | 
                Preguntóles 
                    entonces la hora en que se había puesto mejor, y le dijeron: 
                    Ayer, a la hora séptima, le dejó la fiebre.  | 
               
               
                | 53 | 
                Conoció, 
                    pues, el padre que aquella misma era la hora en que Jesús 
                    le dijo: Tu hijo vive, y creyó él y toda su casa.  | 
               
               
                | 54 | 
                Este 
                    fue el segundo milagro que hizo Jesús viniendo de Judea a 
                    Galilea.  | 
               
            
           
          
            
              
                |   | 
               
               
                | Capítulo 
                  5 | 
               
               
                |   | 
                Curación 
                    del enfermo de la piscina  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                Después 
                    de esto se celebraba una fiesta de los judíos y subió Jesús 
                    a Jerusalén.  | 
               
               
                | 2 | 
                Hay 
                    en Jerusalén, junto a la puerta Probática, una piscina, llamada 
                    en hebreo Bertzata, que tiene cinco pórticos.  | 
               
               
                | 3 | 
                En 
                    éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, mancos, 
                    que esperaban el movimierno del agua,  | 
               
               
                | 4 
                   | 
                porque 
                    el ángel del Señor descendía de tiempo en tiempo a la piscina 
                    y agitaba el agua, y el primero que bajaba después de la agitación 
                    del agua quedaba sano de cualquier enfermedad que padeciese.  | 
               
               
                | 5 | 
                Había 
                    allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo;  | 
               
               
                | 6 
                   | 
                Jesús 
                    le vio acostado, y conociendo que llevaba ya mucho tiempo, 
                    le dijo: ¿Quieres ser curado?  | 
               
               
                | 7 
                   | 
                Respondió 
                    el enfermo: Señor, no tengo a nadie que al moverse el agua 
                    me meta en la piscina, y mientras yo voy, baja otro antes 
                    de mí.  | 
               
               
                | 8 | 
                Díjole 
                    Jesús: Levántate, toma la camilla y anda.  | 
               
               
                | 9 
                   | 
                Al 
                    instante quedó el hombre sano, y tomó su camilla y se fue. 
                      | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Discusión 
                    sobre el sábado  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 10 | 
                Era 
                    el día de sábado, y los judíos decían al curado: Es sábado. 
                    No te es lícito llevar la camilla.  | 
               
               
                | 11 
                   | 
                Respondióles: 
                    El que me ha curado me ha dicho: Toma tu camilla y vete.  | 
               
               
                | 12 
                   | 
                Le 
                    preguntaron: ¿Y quién es ese hombre que te ha dicho: Toma 
                    y vete?  | 
               
               
                | 13 | 
                El 
                    curado no sabía quién era, porque Jesús se había retirado 
                    de la muchedumbre que había allí.   | 
               
               
                | 14 
                   | 
                Después 
                    de esto le encontró Jesús en el templo, y le dijo: Mira que 
                    has sido curado; no vuelvas a pecar, no te suceda algo peor.  | 
               
               
                | 15 | 
                Se 
                    fue el hombre y dijo a los judíos que era Jesús el que le 
                    había curado.  | 
               
               
                | 16 | 
                Los 
                    judíos perseguían a Jesús por haber hecho esto en sábado;  | 
               
               
                | 17 
                   | 
                pero 
                    El les respondió: Mi Padre sigue obrando todavía, y por eso 
                    obro yo también.  | 
               
               
                | 18 
                   | 
                Por 
                    eso los judíos buscaban con más ahinco matarle, pues no sólo 
                    quebrantaba el sábado, sino que decía que Dios era su Padre, 
                    haciéndose igual a Dios.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
            
           
          
            
               
                |   | 
                El 
                    Hijo obra en unión con el Padre  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 19 | 
                Respondió, 
                    pues, Jesús, diciéndoles: En verdad, en verdad os digo que 
                    no puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer 
                    al Padre; porque lo que éste hace, lo hace igualmente el Hijo.  | 
               
               
                | 20 | 
                Porque 
                    el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que El hace, y 
                    le mostrará aún mayores obras que éstas, de suerte que vosotros 
                    quedéis maravillados.  | 
               
               
                | 21 | 
                Como 
                    el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también 
                    el Hijo a los que quiere les da la vida.  | 
               
               
                | 22 
                   | 
                Aunque 
                    el Padre no juzga a nadie, sino que ha entregado al Hijo todo 
                    el poder de juzgar.  | 
               
               
                | 23 | 
                Para 
                    que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra 
                    al Hijo no honra al Padre, que le envió.  | 
               
               
                | 24 | 
                En 
                    verdad, en verdad os digo que el que escucha mi palabra y 
                    cree en el que me envió, tiene la vida eterna y no es juzgado, 
                    porque pasó de la muerte a la vida.  | 
               
               
                | 25 | 
                En 
                    verdad, en verdad os digo que llega la hora, y es ésta, en 
                    que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la 
                    escucharen vivirán.  | 
               
               
                | 26 | 
                Pues 
                    así como el Padre tiene la vida en sí mismo, así dio también 
                    al Hijo tener vida en sí mismo,   | 
               
               
                | 27 
                   | 
                y 
                    le dio poder de juzgar, por cuanto El es el Hijo del hombre.  | 
               
               
                | 28 | 
                No 
                    os maravilléis de esto, porque llega la hora en que cuantos 
                    están en los sepulcros oirán su voz  | 
               
               
                | 29 | 
                y 
                    saldrán: los que han obrado el bien, para la resurrección 
                    de la vida, y los que han obrado el mal, para la resurrección 
                    del juicio.  | 
               
               
                | 30 | 
                Yo 
                    no puedo hacer por mí mismo nada; según lo oigo, juzgo, y 
                    mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad 
                    del que me envió.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                El 
                    testimonio del Padre a favor del Hijo  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 31 
                   | 
                Si 
                    yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería verídico:  | 
               
               
                | 32 
                   | 
                es 
                    otro el que da de mí testimonio, y yo sé que es verídico el 
                    testimonio que de mí da.  | 
               
               
                | 33 | 
                Vosotros 
                    habéis mandado a preguntar a Juan, y él dio testimonio de 
                    la verdad,  | 
               
               
                | 34 
                   | 
                pero 
                    yo no recibo testimonio de hombre; mas os digo esto para que 
                    seáis salvos.  | 
               
               
                | 35 | 
                Aquél 
                    era la lámpara que arde y alumbra, y vosotros habéis querido 
                    gozar un instante de su luz.  | 
               
               
                | 36 | 
                Pero 
                    yo tengo un testimonio mayor que el de Juan, porque las obras 
                    que mi Padre me dio a hacer, esas obras que yo hago, dan en 
                    favor mío testimonio de que el Padre me ha enviado,  | 
               
               
                | 37 
                   | 
                y 
                    el Padre, que me ha enviado, ése da testimonio de mí. Vosotros 
                    no habéis oído jamás su voz, ni habéis visto su semblante,  | 
               
               
                | 38 
                   | 
                ni 
                    tenéis su palabra en vosotros, porque no habéis creido en 
                    aquel que El ha enviado.  | 
               
               
                | 39 | 
                Escudriñad 
                    las Escrituras, ya que en ellas creeis tener la vida eterna, 
                    pues ellas dan testimonio de mí,  | 
               
               
                | 40 | 
                y 
                    no queréis venir a mí para tener la vida.   | 
               
               
                | 41 | 
                Yo 
                    no recibo gloria de los hombres,  | 
               
               
                | 42 | 
                pero 
                    os conozco y sé que no teneis en vosotros el amor de Dios.  | 
               
               
                | 43 | 
                Yo 
                    he venido en nombre de mi Padre y vosotros no me recibís; 
                    si otro viniera usurpando mi nombre, le recibiríais.  | 
               
               
                | 44 | 
                ¿Cómo 
                    vais a creer vosotros que recibís la gloria unos de otros 
                    y no buscáis la gloria que procede del único Dios?   | 
               
               
                | 45 | 
                No 
                    penséis que vaya yo a acusaros ante mi Padre; hay otro que 
                    os acusará, Moisés, en quien vosotros teneis puesta la esperanza;  | 
               
               
                | 46 | 
                porque 
                    si creyerais en Moisés, creeríais en mí, pues de mí escribió 
                    él;   | 
               
               
                | 47 | 
                pero 
                    si no creeis en las Escrituras, ¿cómo vais a creer en mis 
                    palabras?  | 
               
            
           
          
            
              
                |   | 
               
               
                | Capítulo 
                  6 | 
               
               
                |   | 
                Multiplicación 
                    de los panes y los peces  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                 
                    Después de esto, partió Jesús al otro lado del mar de Galilea, 
                    de Tiberíades,   | 
               
               
                | 2 | 
                y 
                    le seguía una gran muchedumbre, porque veían los milagros 
                    que hacía en los enfermos.  | 
               
               
                | 3 | 
                Subió 
                    Jesús a un monte y se sentó con sus discípulos.  | 
               
               
                | 4 
                   | 
                Estaba 
                    cercana la Pascua, la fiesta de los judíos.  | 
               
               
                | 5 | 
                 
                    Levantando, pues, los ojos Jesús y contemplando la gran muchedumbre 
                    que venía hacia él, dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos pan 
                    para dar de comer a éstos?.  | 
               
               
                | 6 
                   | 
                Esto 
                    lo decía para probarle, porque El bien sabía lo que había 
                    de hacer.  | 
               
               
                | 7 
                   | 
                Contestó 
                    Felipe: Doscientos denarios de pan no bastan para que cada 
                    uno reciba un pedacito.  | 
               
               
                | 8 | 
                 
                    Díjole uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón 
                    Pedro:   | 
               
               
                | 9 
                   | 
                Aquí 
                    hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; 
                    pero esto ¿qué es para tantos?  | 
               
               
                | 10 | 
                 
                    Díjole Jesús: Mandad que se acomoden. Había en aquel sitio 
                    mucha hierba verde. Se acomodaron, pues, los hombres en número 
                    de unos cinco mil.   | 
               
               
                | 11 
                   | 
                Tomó 
                    entonces Jesús los panes y, dando gracias, dio a los que estaban 
                    recostados, e igualmente de los peces, cuanto quisieron.   | 
               
               
                | 12 
                   | 
                Así 
                    que se saciaron, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos 
                    que han sobrado para que no se pierdan.   | 
               
               
                | 13 | 
                 
                    Los recogieron, y llenaron doce cestos de fragmentos que de 
                    los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. 
                      | 
               
               
                | 14 
                   | 
                Los 
                    hombres, viendo el milagro que había hecho, decían: Verdaderamente 
                    éste es el profeta que ha de venir al mundo.   | 
               
               
                | 15 | 
                 
                    Y Jesús, conociendo que iban a venir para arrebatarle y hacerle 
                    rey, se retiró otra vez al monte solo.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Vuelta 
                    hacia Cafarnaúm  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 16 | 
                 
                    Llegada la tarde, bajaron sus discípulos al mar,   | 
               
               
                | 17 
                   | 
                y 
                    subiendo en la barca, se dirigían al otro lado del mar, hacia 
                    Cafarnaúm. Ya había oscurecido y aún no había vuelto a ellos 
                    Jesús;   | 
               
               
                | 18 
                   | 
                y 
                    el mar se había alborotado por el viento fuerte que soplaba.  | 
               
               
                | 19 | 
                 
                    Habiendo, pues, navegado como unos unos veinticinco o treinta 
                    estadios, vieron a Jesús, que caminaba sobre el mar y se acercaba 
                    ya a la barca, y temieron.  | 
               
               
                | 20 | 
                 
                    Pero El les dijo: Soy yo, no temáis.  | 
               
               
                | 21 | 
                 
                    Querían ellos tomarle en la barca; pero al instante se halló 
                    la barca en la ribera, adonde se dirigían.  | 
               
            
           
          
            
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Concurso 
                    de los oyentes en busca de Jesús  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 22 
                   | 
                Al 
                    otro día, la muchedumbre que estaba al otro lado del mar echó 
                    de ver que no había sino una barquilla y que Jesús no había 
                    entrado con sus discípulos en la barca, sino que los discípulos 
                    habían partido solos.  | 
               
               
                | 23 
                   | 
                Pero 
                    llegaron de Tiberíades barcas cerca del sitio donde habían 
                    comido el pan, después de haber dado gracias al Señor,  | 
               
               
                | 24 | 
                 
                    y cuando la muchedumbre vio que Jesús no estaba allí, ni sus 
                    discípulos tampoco, subieron en las barcas y vinieron a Cafarnaúm 
                    en busca de Jesús.   | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Jesús, 
                    pan de vida para los que cree en El  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 25 | 
                 
                    Habiéndole hallado al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, 
                    ¿cuándo has venido aquí?   | 
               
               
                | 26 | 
                 
                    Les contestó Jesús: En verdad, en verdad os digo: Vosotros 
                    me buscáis no porque habéis visto los milagros, sino porque 
                    habéis comido los panes y os habéis saciado;  | 
               
               
                | 27 | 
                 
                    procurad no el alimento perecedero, sino el alimento que permanece 
                    hasta la vida eterna, el que el Hijo del hombre os da, porque 
                    Dios le acreditó con su sello.   | 
               
               
                | 28 
                   | 
                Dijéronle, 
                    pues: ¿Qué haremos para hacer obras de Dios?   | 
               
               
                | 29 | 
                 
                    Respondió Jesús y les dijo: La obra 
                    de Dios es que creáis en aquel que El ha enviado.  | 
               
               
                | 30 | 
                 
                    Ellos le dijeron: Pues tú, ¿qué señales haces para que veamos 
                    y creamos? ¿Qué haces?  | 
               
               
                | 31 | 
                 
                    Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está 
                    escrito: Les dí a comer pan del cielo.  | 
               
               
                | 32 | 
                Díjoles, 
                    pues, Jesús: En verdad, en verdad os digo: Moisés no os dio 
                    pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del 
                    cielo;  | 
               
               
                | 33 | 
                porque 
                    el pan de Dios es el que bajó del cielo y da la vida al mundo.  | 
               
               
                | 34 | 
                 
                    Dijéronle, pues, ellos: Señor, danos siempre ese pan.  | 
               
               
                | 35 
                   | 
                Les 
                    contestó Jesús: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, 
                    ya no tendrá más hambre, y el que cree en mí, jamás tendrá 
                    sed.   | 
               
               
                | 36 
                   | 
                Pero 
                    yo os digo que vosotros me habéis visto y no me creéis;   | 
               
               
                | 37 
                   | 
                todo 
                    lo que el Padre me da viene a mí, y al que viene a mí yo no 
                    le echaré fuera;   | 
               
               
                | 38 | 
                 
                    porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino 
                    la voluntad del que me envió.  | 
               
               
                | 39 | 
                 
                    Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada 
                    de lo que me ha dado, sino que lo resucite en el último día.  | 
               
               
                | 40 | 
                 
                    Porque ésta es la voluntad de mi Padre, que todo el que ve 
                    al Hijo y cree en El tenga la vida eterna, y yo lo resucitaré 
                    en el último día.  | 
               
               
                | 41 | 
                 
                    Murmuraban de El los judíos, porque había dicho: Yo soy el 
                    pan que bajó del cielo,  | 
               
               
                | 42 
                   | 
                y 
                    decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre 
                    nosotros conocemos? Pues ¿cómo dice ahora: Yo he bajado del 
                    cielo?  | 
               
               
                | 43 
                   | 
                Respondió 
                    Jesús y les dijo: No murmuréis entre vosotros.  | 
               
               
                | 44 | 
                Nadie 
                    puede venir a mí si el Padre, que me ha enviado, no lo trae, 
                    y yo le resucitaré en el último día.  | 
               
               
                | 45 | 
                 
                    En los profetas está escrito: "Y serán todos enseñados de 
                    Dios". Todo el que oye a mi Padre y recibe su enseñanza, viene 
                    a mí;   | 
               
               
                | 46 | 
                 
                    no que alguno haya visto al Padre, sino sólo el que está en 
                    Dios, ése ha visto al Padre.  | 
               
               
                | 47 | 
                 
                    En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene la vida eterna.  | 
               
            
           
          
            
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                El 
                    pan eucarístico  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 48 | 
                 
                    Yo soy el pan de vida;   | 
               
               
                | 49 | 
                vuestros 
                  padres comieron el maná en el desierto y murieron. | 
               
               
                | 50 | 
                este 
                    es el pan que baja del cielo, para el que lo coma no muera. 
                      | 
               
               
                | 51 | 
                 
                    Yo soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de este 
                    pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le daré es mi carne, 
                    la vida del mundo.  | 
               
               
                | 52 
                   | 
                Disputaban 
                    entre sí los judíos, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer 
                    su carne?   | 
               
               
                | 53 | 
                 
                    Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo que si no coméis 
                    la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis 
                    vida en vosotros.   | 
               
               
                | 54 | 
                 
                    El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna 
                    y yo le resucitaré el último día.  | 
               
               
                | 55 | 
                 
                    Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera 
                    bebida.   | 
               
               
                | 56 
                   | 
                El 
                    que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él. 
                      | 
               
               
                | 57 
                   | 
                Así 
                    como me envió mi Padre vivo, y vivo yo por mi Padre, así también 
                    el que me come vivirá por mí.  | 
               
               
                | 58 | 
                 
                    Este es el pan bajado del cielo; no como el pan que comieron 
                    los padres y murieron; el que come este pan vivirá para siempre. 
                      | 
               
               
                | 59 
                   | 
                Esto 
                    lo dijo enseñando en una sinagoga de Cafarnaúm.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Efecto 
                    del sermón en los discípulos  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 60 
                   | 
                Luego 
                    de haberlo oído, muchos de sus discípulos dijeron: Duras son 
                    estas palabras! ¿Quién puede oírlas?   | 
               
               
                | 61 
                   | 
                Conociendo 
                    Jesús que murmuraban de esto sus discípulos, les dijo: ¿Esto 
                    os escandaliza?   | 
               
               
                | 62 | 
                 
                    Pues ¿qué sería si viérais al Hijo del hombre subir allí adonde 
                    estaba antes?  | 
               
               
                | 63 
                   | 
                El 
                    espíritu es el que da vida, la carne no aprovecha para nada. 
                    Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida; 
                      | 
               
               
                | 64 | 
                pero 
                    hay algunos de vosotros que no creen. Porque sabía Jesús desde 
                    el principio quiénes eran los que no creían y quién era el 
                    que había de entregarle.   | 
               
               
                | 65 | 
                 
                    Y decía: Por esto os dije que nadie puede venir a mí si no 
                    le es dado de mi Padre.  | 
               
               
                | 66 
                   | 
                Desde 
                    entonces muchos de sus discípulos se retiraron y ya no le 
                    seguían,  | 
               
               
                | 67 | 
                 
                    y dijo Jesús a los Doce: ¿Queréis iros vosotros también?   | 
               
               
                | 68 | 
                 
                    Respondióle Simón Pedro: Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes 
                    palabras de vida eterna,   | 
               
               
                | 69 | 
                 
                    y nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de 
                    Dios.  | 
               
               
                | 70 | 
                 
                    Respondióle Jesús: ¿No he elegido yo a los Doce? Y uno de 
                    vosotros es un diablo.   | 
               
               
                | 71 | 
                Hablaba 
                  de Judas Iscariote, Iscariote, porque éste, uno de los Doce, 
                  había de entregarle. | 
               
            
           
          
            
               
                | Capítulo 
                  7 | 
               
               
                |   | 
                Estado 
                    de los ánimos en Galilea y en Jerusalén  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                Despúes 
                    de esto andaba Jesús por Galilea, pues no quería ir a Judea, 
                    porque los judíos le buscaban para darle muerte.  | 
               
               
                | 2 | 
                Estaba 
                    cerca la fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos.  | 
               
               
                | 3 | 
                Dijéronle 
                    sus hermanos: Sal de aquí y vete a Judea para que tus discípulos 
                    vean las obras que haces;  | 
               
               
                | 4 | 
                nadie 
                    hace cosas en secreto si pretende manifestarse. Puesto que 
                    eso haces, muéstrate al mundo.  | 
               
               
                | 5 | 
                Pues 
                    ni sus hermanos creían en El.  | 
               
               
                | 6 | 
                Jesús 
                    les dijo: Mi tiempo no ha llegado aún, pero vuestro tiempo 
                    siempre está pronto.  | 
               
               
                | 7 | 
                El 
                    mundo no puede aborreceros a vosotros, pero a mí me aborrece, 
                    porque doy testimonio contra él de que sus obras son malas.  | 
               
               
                | 8 | 
                Vosotros 
                    subid a la fiesta; yo no subo a esta fiesta, porque aún no 
                    se ha cumplido mi tiempo.  | 
               
               
                | 9 | 
                Dicho 
                    esto se quedó en Galilea  | 
               
               
                | 10 | 
                Una 
                    vez que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces subió 
                    El también, no manifiestamente, sino en secreto.  | 
               
               
                | 11 | 
                Los 
                    judíos le buscaban en la fiesta y decían: ¿Dónde está ése?  | 
               
               
                | 12 | 
                Y 
                    había entre la muchedumbre gran cuchicheo acerca de El. Los 
                    unos decían: es bueno; pero otros decían: No, seduce a las 
                    turbas.  | 
               
               
                | 13 | 
                Sin 
                    embargo nadie hablaba libremente de El por temor de los judíos.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                La 
                    defensa de Jesús acerca del quebrantamiento del sábado  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 14 | 
                Mediada 
                    ya la fiesta, subió Jesús al templo y enseñaba.  | 
               
               
                | 15 | 
                Admirábanse 
                    los judíos, diciendo: ¿Cómo que éste, no habiendo estudiado, 
                    sabe letras?  | 
               
               
                | 16 | 
                Jesús 
                    les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino del que 
                    me ha enviado.  | 
               
               
                | 17 | 
                Quien 
                    quisiere hacer la voluntad de El conocerá si mi doctrina es 
                    de Dios o si es mía.  | 
               
               
                | 18 | 
                El 
                    que de sí mismo habla, busca su propia gloria; pero el que 
                    busca la gloria del que le ha enviado, ése es veraz y no hay 
                    en él injusticia  | 
               
               
                | 19 | 
                ¿No 
                    os dio Moisés la Ley? Y ninguno de vosotros cumple la Ley. 
                    ¿Por qué buscais darme muerte?  | 
               
               
                | 20 | 
                La 
                    muchedumbre respondió: Tú estás poseído del demonio; ¿quién 
                    busca darte muerte?  | 
               
               
                | 21 | 
                Respondió 
                    Jesús y les dijo: Una obra he hecho, y todos os maravilláis.  | 
               
               
                | 22 | 
                Moisés 
                    os dio la circuncisión -no que proceda de Moisés, sino de 
                    los padres-, y vosotros circuncidais a un hombre en sábado.  | 
               
               
                | 23 | 
                Si 
                    un hombre recibe la circuncisión en sábado para que quede 
                    cumplida la Ley de Moisés, ¿por qué os irritáis contra mí 
                    porque he curado del todo a un hombre en sábado?  | 
               
               
                | 24 | 
                No 
                    juzguéis según las apariencias; juzgad según justicia.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Origen 
                    divino del Mesías  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 25 | 
                Decían, 
                    pues, algunos de los de Jerusalén: ¿No es éste a quien buscan 
                    matar?  | 
               
               
                | 26 | 
                Y 
                    habla libremente y no le dicen nada. ¿Será que de verdad las 
                    autoridades han reconocido que es el Mesías?  | 
               
               
                | 27 | 
                Pero 
                    de éste sabemos de dónde viene; mas del Mesías, cuando venga, 
                    nadie sabrá de dónde viene.   | 
               
               
                | 28 | 
                Jesús, 
                    enseñando en el templo, gritó y dijo: Vosotros me conocéis 
                    y sabéis de dónde soy; y yo no he venido de mí mismo; pero 
                    el que me ha enviado es veraz, aunque vosotros no le conocéis.  | 
               
               
                | 29 | 
                Yo 
                    le conozco, porque procedo de El y El me ha enviado.  | 
               
               
                | 30 | 
                Buscaban, 
                    pues, prenderle, pero nadie le ponía las manos, porque aún 
                    no había llegado su hora.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
            
           
          
            
               
                |   | 
                Desaparición 
                    misteriosa de Jesús  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 31 | 
                De 
                    la multitud, muchos creyeron en El, y decían: El Mesías, cuando 
                    venga, ¿hará más milagros de los que éste hace?  | 
               
               
                | 32 | 
                Oyeron 
                    los fariseos a la muchedumbre que cuchicheaba acerca de El, 
                    y enviaron los príncipes de los sacerdotes y fariseos alguaciles 
                    que le prendiesen.  | 
               
               
                | 33 | 
                Dijo 
                    entonces Jesús: Aún estaré con vosotros un poco de tiempo, 
                    y me iré al que me ha enviado.  | 
               
               
                | 34 | 
                Me 
                    buscaréis y no me hallaréis, y adonde yo voy, vosotros no 
                    podéis venir.  | 
               
               
                | 35 | 
                Dijéronse 
                    entonces los judíos: ¿Adónde va a ir éste que nosotros no 
                    hallamos de hallarle? ¿Acaso quiere irse a la dispersión de 
                    los gentiles a enseñarles a ellos?  | 
               
               
                | 36 | 
                ¿Qué 
                    es esto que dice: Me buscaréis y no me hallaréis, y adonde 
                    yo voy, vosotros no podéis venir?   | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                La 
                    promesa del agua viva  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 37 | 
                El 
                    último día, el día grande de la fiesta, se detuvo Jesús y 
                    gritó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.  | 
               
               
                | 38 | 
                Al 
                    que cree en mí, según dice la Escritura, ríos de agua viva 
                    manarán de sus entrañas.  | 
               
               
                | 39 | 
                Eso 
                    dijo del Espíritu, que habían de recibir los que creyeran 
                    en El, pues aún no había sido dado el Espíritu, porque Jesús 
                    no había sido glorificado.   | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Diversos 
                    pareceres sobre Jesús  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 40 | 
                De 
                    la muchedumbre, algunos que escuchaban estas palabras decían: 
                    Verdaderamente que éste es el Profeta.  | 
               
               
                | 41 | 
                Otros 
                    decían: este es el Mesías; pero otros replicaban: ¿Acaso el 
                    Mesías puede venir de Galilea?  | 
               
               
                | 42 | 
                ¿No 
                    dice la Escritura que del linaje de David y de la aldea de 
                    Belén, de donde era David, ha de venir el Mesías?  | 
               
               
                | 43 | 
                Y 
                    se originó un desacuerdo en la multitud por su causa.  | 
               
               
                | 44 | 
                Algunos 
                    de ellos querían apoderarse de El, pero nadie le puso las 
                    manos.  | 
               
               
                | 45 | 
                Volvieron, 
                    pues, los alguaciles a los príncipes de los sacerdotes y fariseos, 
                    y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído?  | 
               
               
                | 46 | 
                Respondieron 
                    los alguaciles: Jamás hombre alguno habló como éste.  | 
               
               
                | 47 | 
                Pero 
                    los fariseos les replicaron: ¿Es que también vosotros os habéis 
                    dejado engañar?   | 
               
               
                | 48 | 
                ¿Acaso 
                    algún magistrado o fariseo ha creído en El?  | 
               
               
                | 49 | 
                Pero 
                    esta gente que ignora la Ley, son unos malditos.  | 
               
               
                | 50 | 
                Les 
                    dijo Nicodemo, el que había ido antes a El, que era uno de 
                    ellos:  | 
               
               
                | 51 | 
                ¿Acaso 
                    nuestra Ley condena a un hombre antes de oírle y sin averiguar 
                    lo que hizo?  | 
               
               
                | 52 | 
                Le 
                    respondieron y dijeron: ¿También tú eres de Galilea? Investiga 
                    y verás que de Galilea no ha salido profeta alguno.  | 
               
               
                | 53 | 
                Y 
                    se fueron cada uno a su casa.  | 
               
            
           
          
            
              
                |   | 
               
               
                | Capítulo 
                  8 | 
               
               
                |   | 
                La 
                    mujer adúltera  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                Se 
                    fue Jesús al monte de los Olivos,  | 
               
               
                | 2 | 
                pero 
                    de mañana volvió de nuevo al templo, y todo el pueblo venía 
                    a El, y sentado, enseñaba.  | 
               
               
                | 3 | 
                Los 
                    escribas y fariseos trajeron a una mujer sorprendida en adulterio 
                    y, poniéndola en medio,  | 
               
               
                | 4 | 
                le 
                    dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante 
                    delito de adulterio.  | 
               
               
                | 5 | 
                En 
                    la Ley nos ordena Moisés apedrear a éstas; tú, ¿qué dices?  | 
               
               
                | 6 | 
                Eso 
                    lo decían tentándole, para tener de qué acusarle. Jesús, inclinándose, 
                    escribía con el dedo en tierra.  | 
               
               
                | 7 | 
                Como 
                    ellos insistieran en preguntarle, se incorporó y les dijo: 
                    El que de vosotros esté sin pecado, arrójele la piedra el 
                    primero.  | 
               
               
                | 8 | 
                E, 
                    inclinándose de nuevo, escribía en tierra.   | 
               
               
                | 9 | 
                Ellos, 
                    que le oyeron, fueron saliéndose uno a uno, comenzando por 
                    los más ancianos, y quedó El solo y la mujer en medio.  | 
               
               
                | 10 | 
                Incorporándose 
                    Jesús, le dijo: Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?  | 
               
               
                | 11 | 
                Dijo 
                    ella: Nadie, Señor. Jesús dijo: Ni yo te condeno tampoco; 
                    vete y no peques más.  | 
               
               
                |   | 
                 | 
               
               
                |   | 
                Jesús, 
                    luz del mundo, atestiguado por el Padre  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 12 | 
                Otra 
                    vez les habló Jesús, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el 
                    que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de 
                    vida.  | 
               
               
                | 13 | 
                Dijéronle, 
                    pues, los fariseos: Tú das testimonio de ti mismo, y tu testimonio 
                    no es verdadero.  | 
               
               
                | 14 | 
                Respondió 
                    Jesús y dijo: Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio 
                    es verdadero, porque sé de dónde vengo y adónde voy, mientras 
                    que vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy.  | 
               
               
                | 15 | 
                Vosotros 
                    juzgáis según la carne, yo no juzgo a nadie;  | 
               
               
                | 16 | 
                y 
                    si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy solo, sino 
                    yo y el Padre, que me ha enviado.  | 
               
               
                | 17 | 
                En 
                    vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos es verdadero.  | 
               
               
                | 18 | 
                Yo 
                    soy el que da testimonio de mí mismo, y el Padre, que me ha 
                    enviado, da testimonio de mí.  | 
               
               
                | 19 | 
                Pero 
                    ellos le decían: ¿Dónde está tu padre? Respondió Jesús: Ni 
                    a mí me conocéis ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais 
                    también a mi Padre.  | 
               
               
                | 20 | 
                Estas 
                    palabras las dijo Jesús en el gazofilacio, enseñando en el 
                    templo, y nadie puso en El las manos, porque aún no había 
                    llegado su hora.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Peligro 
                    de los judíos en desconocer a Jesús  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 21 | 
                Todavía 
                    les dijo: Yo me voy y me buscaréis, y moriréis en vuestro 
                    pecado; adonde yo voy no podéis venir vosotros.  | 
               
               
                | 22 | 
                Los 
                    judíos se decían: ¿Acaso va a darse muerte, que dice: Adonde 
                    yo voy no podéis venir vosostros?  | 
               
               
                | 23 | 
                El 
                    les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros 
                    sois de este mundo, yo no soy de este mundo.  | 
               
               
                | 24 | 
                Os 
                    dije que moriríais en vuestro pecado, porque, si no creyereis, 
                    moriréis en vuestros pecados.  | 
               
               
                | 25 | 
                Ellos 
                    decían: ¿Tú quién eres? Jesús les dijo: Es precisamente lo 
                    que os estoy diciendo.  | 
               
               
                | 26 | 
                Mucho 
                    tengo que hablar y juzgar de vosotros, pues el que me ha enviado 
                    es veraz, y yo hablo al mundo lo que le oigo a El.  | 
               
               
                | 27 | 
                No 
                    comprendieron que les hablaba del Padre.  | 
               
               
                | 28 | 
                Dijo, 
                    pues, Jesús: Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, 
                    entonces conoceréis que yo soy, y no hago nada de mí mismo, 
                    sino que según me enseñó el Padre, así hablo.  | 
               
               
                | 29 | 
                El 
                    que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo 
                    hago siempre lo que es de su agrado.  | 
               
               
                | 30 | 
                Hablando 
                    El esas cosas, muchos creyeron en El.  | 
               
               
                |   | 
                 | 
               
            
           
          
            
               
                |   | 
                Los 
                    judíos no son hijos de Abraham ni de Dios, sino hijos del 
                    diablo  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 31 | 
                Jesús 
                    decía a los judíos que habían creído en El: Si permanecéis 
                    en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos  | 
               
               
                | 32 | 
                y 
                    conoceréis la verdad, y la verdad os librará.  | 
               
               
                | 33 | 
                Respondiéronle 
                    ellos: Somos linaje de Abraham, y de nadie hemos sido jamás 
                    siervos; ¿cómo dices tú: Seréis libres?  | 
               
               
                | 34 | 
                Jesús 
                    les contestó: En verdad, en verdad os digo que todo el que 
                    comete pecado es siervo del pecado.  | 
               
               
                | 35 | 
                El 
                    siervo no permanece en la casa para siempre; el hijo permanece 
                    para siempre.  | 
               
               
                | 36 | 
                Si, 
                    pues, el Hijo os librare, seréis verdaderamente libres.   | 
               
               
                | 37 | 
                Sé 
                    que sois linaje de Abraham; pero buscáis matarme, porque mi 
                    palabra no ha sido acogida por vosotros.  | 
               
               
                | 38 | 
                Yo 
                    hablo lo que he visto en el Padre; y vosotros también haceis 
                    lo que habéis oído de vuestro padre.  | 
               
               
                | 39 | 
                Respondieron 
                    y dijéronle: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si 
                    sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham.  | 
               
               
                | 40 | 
                Pero 
                    ahora buscáis quitarme la vida, a mí, un hombre que os ha 
                    hablado la verdad, que oyó de Dios; eso Abraham no lo hizo.  | 
               
               
                | 41 | 
                Vosotros 
                    hacéis las obras de vuestro padre.  | 
               
               
                | 42 | 
                Dijéronle 
                    ellos: Nosotros no somos nacidos de fornicación; tenemos por 
                    padre a Dios.  | 
               
               
                | 43 | 
                Díjoles 
                    Jesús: Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais a mí; porque 
                    yo he salido y vengo de Dios, pues yo no he venido de mi mismo, 
                    antes es El quien me ha enviado.   | 
               
               
                | 44 | 
                ¿Por 
                    qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis oir mi palabra. 
                    Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis hacer los deseos 
                    de vuestro padre. El es homicida desde el principio y no se 
                    mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en él. Cuando 
                    habla la mentira, habla de lo suyo propio, porque él es mentiroso 
                    y padre de la mentira.  | 
               
               
                | 45 | 
                Pero 
                    a mí, porque os digo la verdad, no me creéis.  | 
               
               
                | 46 | 
                ¿Quién 
                    de vosotros me arguirá de pecado? Si os digo la verdad, ¿por 
                    qué no me creéis?  | 
               
               
                | 47 | 
                El 
                    que es de Dios oye las palabras de Dios; por eso vosotros 
                    no la oís, porque no sois de Dios  | 
               
               
                | 48 | 
                Respondieron 
                    los judíos y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros que tú 
                    eres samaritano y tienes demonio?  | 
               
               
                | 49 | 
                Respondió 
                    Jesús: Yo no tengo demonio, sino que honro a mi Padre, y vosotros 
                    me deshonráis a mí.  | 
               
               
                | 50 | 
                Yo 
                    no busco mi gloria, hay quien la busque y juzgue.  | 
               
               
                | 51 | 
                En 
                    verdad, en verdad os digo: Si alguno guardare mi palabra, 
                    jamás verá la muerte.  | 
               
               
                | 52 | 
                Dijéronle 
                    los judíos: Ahora nos convencemos de que estás endemoniado. 
                    Abraham murió, y también los profetas, y tú dices: Quien guardare 
                    mi palabra no gustará la muerte nunca.  | 
               
               
                | 53 | 
                ¿Acaso 
                    eres tú mayor que nuestro padre Abraham, que murió? Y los 
                    profetas murieron. ¿Quién pretendes ser?   | 
               
               
                | 54 | 
                Respondió 
                    Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no es nada; 
                    es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís que 
                    es vuestro Dios.  | 
               
               
                | 55 | 
                Y 
                    no le conocéis, pero yo le conozco; y si dijere que no le 
                    conozco, sería semejante a vosotros, embustero; mas yo le 
                    conozco y guardo su palabra.   | 
               
               
                | 56 | 
                Abraham, 
                    vuestro padre, se regocijó pensando en ver mi día; lo vió 
                    y se alegró.  | 
               
               
                | 57 | 
                Pero 
                    los judíos le dijeron: ¿No tienes aún cincuenta años y has 
                    visto a Abraham?  | 
               
               
                | 58 | 
                Respondió 
                    Jesús: En verdad, en verdad os digo: Antes que Abraham naciese, 
                    era yo.  | 
               
               
                | 59 | 
                Entonces 
                    tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se ocultó y 
                    salió del templo.  | 
               
            
           
          
            
              
                |   | 
               
               
                | Capítulo 
                  9 | 
               
               
                |   | 
                La 
                    curación del ciego de nacimiento  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                Pasando, 
                    vio a un hombre ciego de nacimiento,  | 
               
               
                | 2 | 
                y 
                    sus discípulos le preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó: 
                    éste o sus padres, para que naciera ciego?   | 
               
               
                | 3 | 
                Contestó 
                    Jesús: Ni pecó éste ni sus padres, sino para que se manifieste 
                    en él las obras de Dios.  | 
               
               
                | 4 | 
                Es 
                    preciso que yo haga las obras del que me envió mientras es 
                    de día; venida la noche ya nadie puede trabajar.  | 
               
               
                | 5 | 
                Mientras 
                    estoy en el mundo, soy luz del mundo.  | 
               
               
                | 6 | 
                Diciendo 
                    esto, escupió en el suelo, hizo con saliva un poco de lodo 
                    y untó con lodo los ojos,  | 
               
               
                | 7 | 
                y 
                    le dijo: Vete y lávate en la piscina de Siloé -que quere decir 
                    enviado-. Fue, pues, se lavó y volvió con la vista.  | 
               
               
                | 8 | 
                Los 
                    vecinos y los que antes le conocían, pues era mendigo, decían: 
                    ¿No es éste el que estaba sentado pidiendo limosna?  | 
               
               
                | 9 | 
                Unos 
                    decían que era él; otros decían: No, pero se le parece. El 
                    decía: Soy yo.  | 
               
               
                | 10 | 
                Entonces 
                    le decían: ¿Pues cómo se te han abierto los ojos?  | 
               
               
                | 11 | 
                Respondió 
                    él: Ese hombre llamado Jesús hizo lodo, me untó los ojos y 
                    me dijo: Vete a Siloé y lávate; fui, me lavé y recobré la 
                    vista.  | 
               
               
                | 12 | 
                Y 
                    le dijeron: ¿Dónde está ese? Contestó: No lo sé.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Discusión 
                    sobre el valor del milagro  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 13 | 
                Llevan 
                    a la presencia de los fariseos al antes ciego,  | 
               
               
                | 14 | 
                pues 
                    era sábado el día en que Jesús hizo lodo y le abrió los ojos.  | 
               
               
                | 15 | 
                De 
                    nuevo le preguntaron los fariseos cómo había recobrado la 
                    vista.  | 
               
               
                | 16 | 
                El 
                    les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, me lavé y veo.  | 
               
               
                | 17 | 
                Dijeron 
                    entonces algunos de los fariseos: No puede venir de Dios este 
                    hombre, pues no guarda el sábado. Otros decían: ¿Y cómo puede 
                    un hombre pecador hacer tales milagros? Y había desacuerdo 
                    entre ellos.  | 
               
               
                | 18 | 
                Otra 
                    vez dijeron al ciego: ¿Qué dices tú de ese que te abrió los 
                    ojos? El contestó: Que es profeta.  | 
               
               
                | 19 | 
                No 
                    querían creer los judíos que aquel era ciego y que había recobrado 
                    la vista hasta que llamaron a sus padres, y les preguntaron, 
                    diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, de quien vosotros decís que 
                    nació ciego? ¿Cómo ahora ve?  | 
               
               
                | 20 | 
                Respondieron 
                    los padres y dijeron: Lo que sabemos es que éste es nuestro 
                    hijo y que nació ciego;  | 
               
               
                | 21 | 
                cómo 
                    ve ahora, no lo sabemos; quién le abrió los ojos, nosotros 
                    no lo sabemos; preguntádselo a él, edad tiene; que él hable 
                    por sí.  | 
               
               
                | 22 | 
                Esto 
                    dijeron sus padres, porque temían a los judíos, pues ya éstos 
                    habían convenido en que, si alguno le confesaba Mesías, fuera 
                    expulsado de la sinagoga.  | 
               
               
                | 23 | 
                Por 
                    esto sus padres dijeron: Edad tiene, preguntadle a él.  | 
               
               
                | 24 | 
                Llamaron, 
                    pues, por segunda vez al ciego y le dijeron: Da gloria a Dios; 
                    nosotros sabemos que ese hombre es pecador.  | 
               
               
                | 25 | 
                A 
                    esto respondió él: Si es pecador, no lo sé; lo que sé es que, 
                    siendo ciego, ahora veo.  | 
               
               
                | 26 | 
                Dijéronle 
                  también: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? | 
               
               
                | 27 | 
                El 
                    les respondió: Os lo he dicho ya y no habéis escuchado. ¿Para 
                    qué queréis oirlo otra vez? ¿Es que queréis haceros discípulos 
                    suyos?  | 
               
               
                | 28 | 
                Ellos, 
                    insultándole, dijéronle: Sé tú discípulo suyo; nosotros somos 
                    discípulos de Moisés.  | 
               
               
                | 29 | 
                Nosotros 
                    sabemos que Dios habló a Moisés; cuanto a éste, no sabemos 
                    de dónde viene.  | 
               
               
                | 30 | 
                Respondió 
                    el hombre y les dijo: Eso es de maravillar, que vosotros no 
                    sepáis de dónde viene, habiéndome abierto a mí los ojos.  | 
               
            
           
          
            
               
                | 31 | 
                Sabido 
                    es que Dios no oye a los pecadores; pero, si uno es piadoso 
                    y hace su voluntad, a ése le escucha.  | 
               
               
                | 32 | 
                Jamás 
                    se oyó decir que nadie haya abierto los ojos a un ciego de 
                    nacimiento.  | 
               
               
                | 33 | 
                Si 
                    éste no fuera de Dios no podía hacer nada.   | 
               
               
                | 34 | 
                Respondiéronle 
                    y dijéronle: Eres todo pecado desde que naciste, ¿y pretendes 
                    enseñarnos? Y le echaron fuera.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                La 
                    fe y la ceguera  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 35 | 
                Oyó 
                    Jesús que le habían echado fuera, y encontrándole, le dijo: 
                    ¿Crees en el Hijo del hombre?  | 
               
               
                | 36 | 
                Respondió 
                    él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en El?  | 
               
               
                | 37 | 
                Díjole 
                    Jesús: Le estás viendo; es el que habla contigo.  | 
               
               
                | 38 | 
                Dijo 
                    él: Creo, Señor, y se postró ante El.   | 
               
               
                | 39 | 
                Jesús 
                    dijo: Yo he venido al mundo para un juicio, para que los que 
                    no ven vean y los que ven se vuelvan ciegos.  | 
               
               
                | 40 | 
                Oyeron 
                    esto algunos fariseos que estaban con El y le dijeron: ¿Con 
                    que nosotros somos también ciegos?  | 
               
               
                | 41 | 
                Díjoles 
                    Jesús: Si fuérais ciegos, no tendríais pecado; pero ahora 
                    decís: Vemos, y vuestro pecado permanece  | 
               
            
           
          
            
              
                |   | 
               
               
                | Capítulo 
                  10 | 
               
               
                |   | 
                El 
                    pastor y el rebaño  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                En 
                    verdad, en verdad os digo que el que no entra por la puerta 
                    en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte, 
                    ése es ladrón y salteador;  | 
               
               
                | 2 | 
                pero 
                    el que entra por la puerta ése es pastor de las ovejas.  | 
               
               
                | 3 | 
                A 
                    éste le abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y llama 
                    a sus ovejas por su nombre y las saca fuera;  | 
               
               
                | 4 | 
                y 
                    cuando las ha sacado todas, va delante de ellas, y las ovejas 
                    le siguen, porque conocen su voz.  | 
               
               
                | 5 | 
                Pero 
                    no seguirán al extraño, antes huirán de él, porque no conocen 
                    la voz de los extraños.  | 
               
               
                | 6 | 
                Les 
                    dijo esta semejanza; pero no entendieron qué era lo que les 
                    hablaba.  | 
               
               
                | 7 | 
                De 
                    nuevo les dijo Jesús: En verdad, en verdad os digo: Yo soy 
                    la puerta de las ovejas:  | 
               
               
                | 8 | 
                todos 
                    cuantos han venido eran ladrones y salteadores, pero las ovejas 
                    no los oyeron.  | 
               
               
                | 9 | 
                Yo 
                    soy la puerta; el que por mí entrare, se salvará, y entrará 
                    y saldrá y hallará pasto.  | 
               
               
                | 10 | 
                El 
                    ladrón no viene sino para robar, matar y destruir; yo he venido 
                    para que tengan vida y la tengan abundante.  | 
               
               
                | 11 | 
                Yo 
                    soy el buen pastor.El buen pastor da su vida por las ovejas;  | 
               
               
                | 12 | 
                el 
                    asalariado, el que no es pastor dueño de las ovejas, ve venir 
                    al lobo y deja las ovejas, y huye, y el lobo arrebata y dispersa 
                    las ovejas,  | 
               
               
                | 13 | 
                porque 
                    es asalariado y no le da cuidado de las ovejas.  | 
               
               
                | 14 | 
                Yo 
                    soy el buen pastor y conozco a las mías, y las mías me conocen 
                    a mí,  | 
               
               
                | 15 | 
                como 
                    el Padre me conoce y yo conozco a mi Padre, y pongo mi vida 
                    por las ovejas.  | 
               
               
                | 16 | 
                Tengo 
                    otras ovejas que no son de este aprisco, y es preciso que 
                    yo las traiga, y oirán mi voz, y habrá un solo rebaño y un 
                    solo pastor.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                La 
                    muerte de Jesús  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 17 | 
                Por 
                    esto el Padre me ama, porque doy mi vida para tomarla de nuevo.  | 
               
               
                | 18 | 
                Nadie 
                    me la quita, soy yo quien la doy de mí mismo.Tengo poder para 
                    darla y poder para volver a tomarla. Tal es el mandato que 
                    del Padre he recibido.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Pareceres 
                    contrarios  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 19 | 
                Otra 
                    vez se suscitó desacuerdo entre los judíos a propósito de 
                    estos razonamientos.  | 
               
               
                | 20 | 
                Pues 
                    muchos de ellos decían: "Está endemoniado, ha perdido el juicio. 
                    ¿Por qué le escucháis?"  | 
               
               
                | 21 | 
                Otros 
                    decían: Estas palabras no son de un endemoniado, ni el demonio 
                    puede abrirle los ojos a los ciegos.   | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Jesús 
                    uno con su Padre  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 22 | 
                Se 
                    celebraba entonces en Jerusalén la Dedicación; era invierno,  | 
               
               
                | 23 | 
                y 
                    Jesús se paseaba en el Templo por el pórtico de Salomón.  | 
               
               
                | 24 | 
                Le 
                    rodearon, pues, los judíos, y le decían: ¿Hasta cuándo vas 
                    a tenernos en vilo? Si eres el Mesías, dínoslo abiertamente.  | 
               
               
                | 25 | 
                 
                    Respondióles Jesús: Os lo dije y no lo creéis; las obras que 
                    yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí;  | 
               
               
                | 26 | 
                pero 
                    vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.  | 
               
               
                | 27 | 
                Mis 
                    ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas mi siguen,  | 
               
               
                | 28 | 
                y 
                    yo les doy la vida eterna, y no perecerán para siempre, y 
                    nadie las arrebatará de mi mano.  | 
               
               
                | 29 | 
                Lo 
                    que mi Padre me dio es mejor que todo, y nadie podrá arrebatar 
                    nada de la mano de mi Padre.  | 
               
               
                | 30 | 
                Yo 
                    y el Padre somos una sola cosa.  | 
               
            
           
          
            
               
                | 31 | 
                De 
                    nuevo los judíos trajeron piedras para apedrearle.  | 
               
               
                | 32 | 
                 
                    Jesús les respondió: Muchas obras os he mostrado de parte 
                    de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?  | 
               
               
                | 33 | 
                 
                    Respondiéronle los judíos: Por ninguna obra buena te apedreamos, 
                    sino por la blasfemia, porque tú, siendo hombre, te haces 
                    Dios.  | 
               
               
                | 34 | 
                Jesús 
                    les replicó: ¿No está escrito en vuestra Ley: "Yo digo: dioses 
                    sois"?  | 
               
               
                | 35 | 
                Si 
                    llama dioses a aquellos a quienes fue dirigida la Palabra 
                    de Dios, y la Escritura no puede fallar,  | 
               
               
                | 36 | 
                 
                    ¿de Aquel a quien el Padre santificó y envió al mundo, decís 
                    vosotros: Blasfemas, porque dije: Soy Hijo de Dios?  | 
               
               
                | 37 | 
                Si 
                    no hago las obras de mi Padre, no me creáis;  | 
               
               
                | 38 | 
                 
                    pero si las hago, ya que no me creéis a mí, creed a las obras, 
                    para que sepáis y conozcáis que el Padre está en mí y yo en 
                    el Padre.  | 
               
               
                | 39 | 
                De 
                    nuevo buscaban apresarle, pero El se deslizó de entre sus 
                    manos.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Huída 
                    de Jesús hacia el Jordán  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 40 | 
                Partió 
                    de nuevo al otro lado del Jordán, al sitio en que Juan había 
                    bautizado la primera vez, y permaneció allí.  | 
               
               
                | 41 | 
                Muchos 
                    venían a El y decían: Juan no hizo milagro alguno, pero todas 
                    cuantas cosas dijo Juan de éste eran verdaderas.  | 
               
               
                | 42 | 
                Y 
                  muchos allí creyeron en El.  | 
               
            
           
          
            
              
                |   | 
               
               
                |  
                  Capítulo 11 | 
               
               
                |   | 
                Vuelta 
                    a Betania  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                Había 
                    un enfermo, Lázaro, de Betania, de la aldea de María y su 
                    hermana.  | 
               
               
                | 2 | 
                Era 
                    esta María la que ungió al Señor con un ungüento y le enjugó 
                    los pies con sus cabellos, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo.  | 
               
               
                | 3 | 
                Enviaron, 
                    pues, las hermanas a decirle: Señor, el que amas está enfermo.  | 
               
               
                | 4 | 
                Oyéndolo 
                    Jesús, dijo: Esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria 
                    de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.  | 
               
               
                | 5 | 
                Jesús 
                    amaba a Marta y a su hermana y a Lázaro.  | 
               
               
                | 6 | 
                Aunque 
                    oyó que estaba enfermo, permaneció en el lugar en que se hallaba 
                    dos días más;  | 
               
               
                | 7 | 
                pasados 
                    los cuales dijo a los discípulos: Vamos otra vez a Judea.  | 
               
               
                | 8 | 
                Los 
                    discípulos le dijeron: Rabí, los judíos te buscan para apedrearte, 
                    ¿y de nuevo vas allá?  | 
               
               
                | 9 | 
                Respondió 
                    Jesús: ¿No son doce las horas del día? Si alguno camina durante 
                    el día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;   | 
               
               
                | 10 | 
                pero, 
                    si camina de noche, tropieza, porque no hay luz en él.   | 
               
               
                | 11 | 
                Esto 
                    dijo, y después añadió: Lázaro, nuestro amigo, está dormido, 
                    pero yo voy a despertarle.   | 
               
               
                | 12 | 
                Dijéronle 
                    entonces los discípulos: Señor, si duerme, sanará.  | 
               
               
                | 13 | 
                Hablaba 
                    Jesús de su muerte, y ellos pensaron que hablaba del descanso 
                    del sueño.  | 
               
               
                | 14 | 
                Entonces 
                    les dijo Jesús claramente: Lázaro ha muerto,   | 
               
               
                | 15 | 
                y 
                    me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis; 
                    pero vamos allá.   | 
               
               
                | 16 | 
                Dijo, 
                    pues, Tomás, llamado Dídimo, a los compañeros: Vamos también 
                    nosotros a morir con El.   | 
               
               
                |   | 
                
  | 
               
               
                |   | 
                Conversaciones 
                    con Marta  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 17 | 
                Fue, 
                    pues, Jesús, y se encontró con que llevaba ya cuatro días 
                    en el sepulcro.   | 
               
               
                | 18 | 
                Estaba 
                    Betania cerca de Jerusalén, como unos quince estadios,  | 
               
               
                | 19 | 
                y 
                    muchos judíos habían venido a Marta y a María para consolarlas 
                    por su hermano.  | 
               
               
                | 20 | 
                   
                     
                    Marta, pues, en cuanto oyó que Jesús llegaba, le salió al 
                    encuentro; pero María se quedó sentada en casa.  | 
               
               
                | 21 | 
                Dijo, 
                    pues, Marta a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera 
                    muerto mi hermano;  | 
               
               
                | 22 | 
                pero 
                  sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo otorgará. | 
               
               
                | 23 | 
                Díjole 
                  Jesús: Resucitará tu hermano. | 
               
               
                | 24 | 
                Marta 
                  le dijo: Sé que resucitará en la resurrección en el último día. 
                   | 
               
               
                | 25 | 
                Díjole 
                    Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, 
                    aunque muera vivirá;  | 
               
               
                | 26 | 
                y 
                    todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees 
                    tú esto?  | 
               
               
                | 27 | 
                Díjole 
                    ella: Sí, Señor; yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de 
                    Dios, que ha venido a este mundo.   | 
               
               
                | 28 | 
                Diciendo 
                    esto, se fue y llamó a María, su hermana, diciéndole en secreto: 
                    El Maestro está ahí y te llama.  | 
               
               
                | 29 | 
                Cuando 
                    oyó esto, se levantó al instante y se fue a El,   | 
               
               
                | 30 | 
                pues 
                    aún no había entrado Jesús en la aldea, sino que se hallaba 
                    aún en el sitio donde le había encontrado Marta.  | 
               
               
                | 31 | 
                Los 
                    judíos que estaban con ella en casa consolándola, viendo que 
                    María se levantaba con prisa y salía, la siguieron, pensando 
                    que iba al monumento para llorar allí.  | 
               
               
                | 32 | 
                Así 
                    que María llegó a donde Jesús estaba, viéndole, se echó a 
                    sus pies, diciendo: Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera 
                    muerto mi hermano.   | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                La 
                    resurrección de Lázaro  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 33 | 
                Viéndola 
                    Jesús llorar, y que lloraban también los judíos que venían 
                    con ella, se conmovió hondamente y se turbó,  | 
               
               
                | 34 | 
                y 
                    dijo: ¿Dónde le habéis puesto? Dijéronle: Señor, ven y ve. 
                      | 
               
               
                | 35 | 
                Lloró 
                    Jesús,  | 
               
               
                | 36 | 
                y 
                    los judíos decían: ¡Cómo le amaba!   | 
               
               
                | 37 | 
                Algunos 
                    de ellos dijeron: ¿No pudo éste, que abrió los ojos al ciego, 
                    hacer que no muriese?   | 
               
               
                | 38 | 
                Jesús, 
                    otra vez conmovido en su interior, llegó al monumento, que 
                    era una cueva tapada con una piedra.   | 
               
               
                | 39 | 
                Dijo 
                    Jesús: Quitad la piedra. Díjole Marta, la hermana del muerto: 
                    Señor, ya hiede, pues lleva cuatro días.  | 
               
               
                | 40 | 
                Jesús 
                    le dijo: ¿No te he dicho que, si creyeres, verás la gloria 
                    de Dios?  | 
               
               
                | 41 | 
                Quitaron, 
                    pues, la piedra, y Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: 
                    Padre, te doy gracias porque me has escuchado;  | 
               
               
                | 42 | 
                yo 
                    sé que siempre me escuchas, pero por la muchedumbre que me 
                    rodea lo digo, para que crean que tú me has enviado.   | 
               
               
                | 43 | 
                Diciendo 
                    esto, gritó con fuerte voz: Lázaro, sal fuera.   | 
               
               
                | 44 | 
                Salió 
                    el muerto, ligados con fajas pies y manos, y el rostro envuelto 
                    en un sudario. Jesús les dijo: Soltadle y dejadle ir.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Resolución 
                    del consejo  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 45 | 
                Muchos 
                    de los judíos que habían venido a María y vieron lo que había 
                    hecho creyeron en El;  | 
               
               
                | 46 | 
                pero 
                    algunos se fueron a los fariseos y les dijeron lo que había 
                    hecho Jesús.  | 
               
               
                | 47 | 
                Convocaron 
                    entonces los príncipes de los sacerdotes y los fariseos una 
                    reunión, y dijeron: ¿Qué hacemos, que este hombre hace muchos 
                    milagros?  | 
               
               
                | 48 | 
                Si 
                    le dejamos así todos creerán en El y vendrán los romanos y 
                    destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.  | 
               
               
                | 49 | 
                Uno 
                    de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: 
                    Vosotros no sabéis nada;  | 
               
               
                | 50 | 
                ¿no 
                    comprendéis que conviene que muera un hombre por todo el pueblo 
                    y no que perezca todo el pueblo?  | 
               
               
                | 51 | 
                No 
                    dijo esto de sí mismo, sino que, como era pontífice aquel 
                    año, profetizó que Jesús había de morir por el pueblo,  | 
               
               
                | 52 | 
                y 
                    no sólo por el pueblo, sino para reunir en uno todos los hijos 
                    de Dios que estaban dispersos.  | 
               
               
                | 53 | 
                Desde 
                    aquel día tomaron la resolución de matarle.  | 
               
               
                | 54 | 
                Jesús, 
                    pues, ya no andaba en público entre los judíos; antes se fue 
                    a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efrén, 
                    y allí moraba con los discípulos.  | 
               
               
                | 55 | 
                Estaba 
                    próxima la Pascua de los judíos, y muchos subían del campo 
                    a Jerusalén antes de la Pascua para purificarse.  | 
               
               
                | 56 | 
                Buscaban, 
                    pues, a Jesús, y unos a otros se decían en el templo: ¿Qué 
                    os parece? ¿No vendrá a la fiesta?   | 
               
               
                | 57 | 
                Pues 
                    los príncipes de los sacerdotes y los fariseos habían dado 
                    órdenes para que, si alguno supiese dónde estaba, lo indicase, 
                    a fin de echarle mano.  | 
               
            
           
          
            
              
                |   | 
               
               
                | Capítulo 
                  12 | 
               
               
                |   | 
                La 
                    unción en Betania  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 1 | 
                Seis 
                    días antes de la Pascua vino Jesús a Betania, donde estaba 
                    Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos.  | 
               
               
                | 2 | 
                Le 
                    dispusieron allí una cena; y Marta servía, y Lázaro era de 
                    los que estaban a la mesa con El.  | 
               
               
                | 3 | 
                María, 
                    tomando una libra de ungüento de nardo legítimo, de gran valor, 
                    ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos, y la 
                    casa se llenó de olor del ungüento.   | 
               
               
                | 4 | 
                Judas 
                    Iscariote, uno de sus discípulos, el que había de entregarle, 
                    dijo:  | 
               
               
                | 5 | 
                ¿Por 
                    qué este ungüento no se vendió en trescientos denarios y se 
                    dio a los pobres?  | 
               
               
                | 6 | 
                Esto 
                    decía, no por amor a los pobres, sino porque era ladrón, y, 
                    llevando él la bolsa, hurtaba de lo que en ella echaban.   | 
               
               
                | 7 | 
                Pero 
                    Jesús dijo: Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura. 
                      | 
               
               
                | 8 | 
                Porque 
                    pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí no me tenéis 
                    siempre.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Concurso 
                    de curiosos en Betania  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 9 | 
                Una 
                    gran muchedumbre de judíos supo que estaba allí, y vinieron, 
                    no sólo por Jesús, sino por ver a Lázaro, a quien había resucitado 
                    de entre los muertos.  | 
               
               
                | 10 | 
                Los 
                    príncipes de los sacerdotes habían resuelto matar a Lázaro,  | 
               
               
                | 11 | 
                pues 
                    por él muchos judíos se iban y creían en Jesús.   | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Entrada 
                    triufal en Jerusalén  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 12 | 
                Al 
                    día siguiente, la numerosa muchedumbre que había venido a 
                    la fiesta, habiendo oído que Jesús llegaba a Jerusalén,   | 
               
               
                | 13 | 
                tomaron 
                    ramos de palmeras y salieron a su encuentro gritando: ¡Hosanna! 
                    ¡Bendito el que viene en nombre del Señor y el Rey de Israel! 
                      | 
               
               
                | 14 | 
                Habiendo 
                    Jesús encontrado un pollino, montó sobre él, según está escrito:  | 
               
               
                | 15 | 
                “No 
                    temas, hija de Sión; he aquí que viene tu rey montado sobre 
                    un pollino de asna.”   | 
               
               
                | 16 | 
                Esto 
                    no lo entendieron, desde luego, los discípulos; pero cuando 
                    fue glorificado Jesús, entonces recordaron que de El estaban 
                    escritas estas cosas que ellos le habían hecho.  | 
               
               
                | 17 | 
                Le 
                    rendía testimonio la muchedumbre que estaba con El cuando 
                    llamó a Lázaro del sepulcro y le resucitó de entre los muertos. 
                      | 
               
               
                | 18 | 
                También 
                    por esto le salió al encuentro la multitud, porque habían 
                    oído que había hecho este milagro.  | 
               
               
                | 19 | 
                Entretanto, 
                    los fariseos se decían: Ya veis que no adelantamos nada. Ya 
                    veis que todo el mundo se va en pos de El.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Griegos 
                    deseosos de ver a Jesús  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 20 | 
                Había 
                    algunos griegos entre los que habían subido a adorar en la 
                    fiesta.  | 
               
               
                | 21 | 
                Estos, 
                    pues, se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y 
                    le rogaron, diciendo: Señor, queremos ver a Jesús.   | 
               
               
                | 22 | 
                Felipe 
                    fue y se lo dijo a Andrés; Andrés y Felipe vinieron y se lo 
                    dijeron a Jesús.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                El 
                    triunfo de Jesús en su muerte  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 23 | 
                Jesús 
                    les contestó diciendo: Es llegada la hora en que el Hijo del 
                    hombre será glorificado.  | 
               
               
                | 24 | 
                En 
                    verdad, en verdad os digo que, si el grano de trigo no cae 
                    en la tierra y muere, quedará solo; pero, si muere, llevará 
                    mucho fruto.   | 
               
               
                | 25 | 
                El 
                    que ama su vida, la pierde; pero el que aborrece su vida en 
                    este mundo, la guardará para la vida eterna.  | 
               
               
                | 26 | 
                Si 
                    alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará 
                    también mi servidor; si alguno me sirve, mi Padre le honrará.  | 
               
               
                | 27 | 
                Ahora 
                    mi alma se siente turbada. ¿Y qué diré? ¿Padre, líbrame de 
                    esta hora? ¡Mas para esto he venido yo a esta hora!   | 
               
               
                | 28 | 
                Padre, 
                    glorifica tu nombre. Llegó entonces una voz del cielo: “Le 
                    glorifiqué y de nuevo le glorificaré.”   | 
               
               
                | 29 | 
                La 
                    muchedumbre que allí estaba y oyó, decía que había tronado; 
                    otros decían: Le habló un ángel.   | 
               
               
                | 30 | 
                Jesús 
                    respondió y dijo: No por mí se ha dejado oír esta voz, sino 
                    por vosotros.  | 
               
               
                | 31 | 
                Ahora 
                    es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo 
                    será arrojado fuera,   | 
               
               
                | 32 | 
                y 
                    yo, si fuere levantado de la tierra, atraeré a todos a mí.  | 
               
               
                | 33 | 
                Esto 
                    lo decía indicando de qué muerte había de morir.   | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Desconcierto 
                    en la muchedumbre  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 34 | 
                La 
                    multitud le contestó: Nosotros sabemos por la Ley que el Mesías 
                    permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que el Hijo 
                    del hombre ha de ser levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?  | 
               
               
                | 35 | 
                Díjoles 
                    Jesús: Por poco tiempo aún está la Luz en medio de vosotros. 
                    Caminad mientras tenéis luz, para que no os sorprendan las 
                    tinieblas, pues el que camina en tinieblas no sabe por dónde 
                    va.   | 
               
               
                | 36 | 
                Mientras 
                    tenéis luz, creed en la Luz, para ser hijos de la luz. Esto 
                    dijo Jesús, y, partiendo, se ocultó de ellos.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                La 
                    incredulidad judía, prevista por Jesús   | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 37 | 
                Aunque 
                    había hecho tan grandes milagros en medio de ellos, no creían 
                    en Él,  | 
               
               
                | 38 | 
                para 
                    que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dice: 
                    “Señor, ¿quién prestó fe a nuestro mensaje? y el brazo del 
                    Señor, ¿a quién ha sido revelado?”  | 
               
               
                | 39 | 
                Por 
                    esto no pudieron creer, porque también había dicho Isaías:  | 
               
               
                | 40 | 
                “El 
                    ha cegado sus ojos y ha endurecido su corazón, no sea que 
                    con sus ojos vean, con su corazón entiendan, y se conviertan 
                    y los sane,”   | 
               
               
                | 41 | 
                Esto 
                    dijo Isaías porque vio su gloria y habló de El.  | 
               
               
                | 42 | 
                Sin 
                    embargo, aun muchos de los jefes creyeron en El, pero por 
                    causa de los fariseos no le confesaban, temiendo ser excluidos 
                    de la sinagoga,   | 
               
               
                | 43 | 
                porque 
                    amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                |   | 
                Necesidad 
                    de creer en Jesús  | 
               
               
                |   | 
                  | 
               
               
                | 44 | 
                Jesús, 
                    clamando, dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en 
                    el que me ha enviado:  | 
               
               
                | 45 | 
                y 
                    el que me ve, ve al que me ha enviado.  | 
               
               
                | 46 | 
                Yo 
                    he venido como luz al mundo, para que todo el que cree en 
                    mí no permanezca en tinieblas.  | 
               
               
                | 47 | 
                Y 
                    si alguno escucha mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, 
                    porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.  | 
               
               
                | 48 | 
                El 
                    que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene ya quien le 
                    juzgue; la palabra que yo he hablado, ésa le juzgará en el 
                    último día,   | 
               
               
                | 49 | 
                porque 
                    yo no he hablado de mí mismo; el Padre mismo, que me ha enviado, 
                    es quien me mandó lo que he de decir y hablar,   | 
               
               
                | 50 | 
                y 
                    yo sé que su precepto es la vida eterna. Así, pues, las cosas 
                    que Yo hablo las hablo según el Padre me ha dicho.  | 
               
            
           
           
         
         
        
        
           | 
        |